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Los «ni-nis», ¿en peligro de extinción?

El director del Injuve afirma que hoy por hoy sólo existe un 3% de jóvenes que ni estudia ni trabaja. Sólo el 4% de los jóvenes emprende, pero dos de cada diez desearían tener un negocio

La Razón
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Madrid- Estudias, trabajas, buscas empleo, eres dependiente o voluntario... Un joven no se convierte en «nini» por no seguir formándose o ser parado. Esto es lo que quiso dejar claro ayer el director del Injuve (Instituto de la Juventud de España), Ruben Urosa: «Se ha hecho una mala interpretación de una encuesta que se ha sacado de contexto. Los ''ninis'' no existen, es sólo un porcentaje residual, cerca del 3 por ciento». Y es que, como declara Urosa, «más del 94 por ciento de los 5.000 jóvenes a los que hemos preguntado aseguran que están buscando empleo». El estudio al que hace referencia y que se presentó ayer realiza un balance de la juventud española cada cuatro años. «Informe Juventud en España 2012» subraya que nuestros jóvenes «buscan oportunidades para salir adelante» y «considerar que el 24 por ciento no lucha por su futuro es absurdo», subraya Urosa. El director insiste en que la gravedad del dato también está ligada con la crisis, «la coyuntura económica que estamos atravesando también ha perjudicado a los jóvenes». Porque, de acuerdo con los últimos datos de la EPA (Encuesta de Población Activa), más de la mitad (57,2%) no consigue un puesto de trabajo, muy por encima del resto de países de la Unión Europea (UE).

Aunque la crisis es la gran responsable del agravamiento de los parados jóvenes, el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, insiste en que el problema de los «ninis» se remonta a 2003: «Sí que existen jóvenes que ni estudian ni trabajan, pero no es una cuestión de apatía (como afirman alguno expertos), más bien está relacionado con una situación objetiva de dificultad por encontrar trabajo», subraya el experto, que ha publicado numerosos trabajos en los que analiza la evolución de la juventud española. Elzo se remonta a los años previos a la crisis, partiendo del 2003, durante los que la tasa de fracaso escolar empezó a crecer para colocar a España a la cola de los países de la UE, pero el problema educativo «ocultaba otra realidad: muchos jóvenes dejaban la escuela. Querían un trabajo fácil que les reportaba entre 600 y 700 euros al mes, principalmente en el sector de la hostelería y de la construcción. Entre 800.000 y un millón de chavales se decantaron por este cambio», sostiene el catedrático. De este modo, cientos de chicos abandonaron los libros con 16 y 17 años. Salieron del circuito escolar y «se quedaron sin formación y sin talento para el trabajo». Años más tarde, con la llegada de la crisis en 2008, muchos de ellos perdieron sus empleos por la explosión de la burbuja inmobiliaria y, aunque «se recuperarán, ahora cuentan con un drama doble: la falta de estudios y los problemas de empleo» que se han instalado en toda Europa donde, de acuerdo con los últimos datos de European Centre for the Development of Vocational Training existen tasas muy elevadas de «ninis». Cerca del 17 por ciento de los chicos de entre 18 y 24 años entran dentro de este grupo. El caso español es algo más preocupante, ya que asciende al 22 por ciento en 2010, un porcentaje que no ha dejado de aumentar en los últimos años. En 2007, el dato no alcanzaba el 14 por ciento.

La familia, como también refleja el informe del Injuve, sigue siendo uno de los pilares básicos para los veinteañeros y su principal soporte económico, pero «el colchón familiar ya ha llegado al tope», asegura Elzo. La vuelta a casa de aquellos que la abandonaron hace años de forma precipitada, con un contrato en alguno de los sectores más azotados por el parón económico, también se refleja en el estudio, que apunta a que sólo dos de cada diez siguen viviendo por su cuenta. Es más, el 84 por ciento reconoce que recibe ayuda económica de sus progenitores.

A pesar de la difícil situación económica, el director del Instituto de la Juventud afirma que los jóvenes tienen «voluntad clara de emprender, buscan superarse». Los datos del estudio así lo asegura porque el 46 por ciento de los miles de chavales que han respondido a la encuesta preferiría trabajar por cuenta propia. Esta respuesta aleja cada vez más la idea de que los jóvenes sólo buscan estabilidad y da la vuelta a muchas encuestas en las que ser funcionario se veía con mejores ojos. El Injuve ha querido ir más allá y cuestiona a los encuestados acerca de su interés por emprender, por abrir su propio negocia. Es la primera vez que plantean esta pregunta y la respuesta ha sido afirmativa en 29,5 por ciento de los casos. «La sociedad está cambiando y el autoempleo cada vez cuenta con más apoyos», completa Urosa. Sin embargo, del querer al poder hay un gran salto que sólo el 4 por ciento (de acuerdo con la EPA) de los que lo desean son capaces de dar. Eso sí, desde 2011, sí que se ha mostrado un crecimiento moderado de los jóvenes que optan por crear su negocio.

Un ejemplo de este espíritu emprendedor es Alejandro Calle, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Aragón y que en 2009, con 25 años, se lanzó al reto de montar su propia empresa. Le dio una vuelta al negocio tradicional de los servicios de limpieza y creó Interdomicilio, un negocio que nació con el interés de «facilitar a los clientes desde una asistenta a un canguro o un electricista», explica Calle. Su modelo de franquicia le ha permitido crear 20 locales en España, tres en México y otro en Portugal. «Abrimos entre ocho y nueve franquicias al año». Conoce de primera mano las dificultades que atraviesan jóvenes y adultos a la hora de proponer su idea de negocio a las entidades bancarias: «Es cierto que es difícil que los bancos nos den créditos, pero creo que el principal problema está en el consumo. Mientras no mejore, la creación de nuevas empresas no va a aumentar». Él es uno de esos jóvenes que, mientras estudiaba la carrera, «creía que me colocaría en alguna gran empresa. ¿Para qué nos íbamos a complicar la vida?», se preguntaban tanto él como sus compañeros. Pero, poco a poco, «se va perdiendo el miedo a montar un nuevo negocio, sobre todo en el sector tecnológico».

Calle entiende que algunos jóvenes opten por irse pero él se considera «un ejemplo para que no se vayan. Somos nosotros los que estamos ayudando a sacarlo adelante».

Menor abandono en Secundaria

Los datos que ha presentado el Injuve no sólo abordan los problemas sociales de la juventud española de hoy, también ofrecen datos muy prometedores, como el que se refiere al segundo ciclo de formación obligatoria, ya que, mientras la OCDE insiste en que el fracaso escolar no disminuye, el estudio asegura que «se ha producido un repunte en los últimos dos años del porcentaje de jóvenes que finalizan los estudios de Secundaria». «Es una variación leve pero significativa y de ella se deduce que los jóvenes cada vez se preocupan más por su formación», afirma el director de la institución, Ruben Urosa. Y es que formarse puede ser un reflejo de la crisis; «saben que necesitan más conocimientos», añade. La tecnología también es un reflejo de la sociedad actual, porque casi el 100 por ciento de los encuestados afirma que utiliza el teléfono móvil diariamente. Es más, los adolescentes entre 15 y 19 años consideran que estos «aparatitos» son indispensables. Otro de los argumentos que suelen perjudicar la imagen de los jóvenes es su escasa participación, su escaso interés en la política de nuestro país, pero Urosa discrepa: «Existe mucho interés por los movimientos sociales. Es más, el 40 por ciento considera importante mantenerse informados de la política. Nuestra juventud es participativa, pero también se interesa por modelos alternativos».