Sociedad
Los padres siguen sin hablar con sus hijos respecto a las drogas, sobre todo con ellas
Los jóvenes ven peor el consumo de sustancias por parte de ellas
No sólo es preocupante que el consumo de drogas (legales e ilegales) no baje entre los menores, sino que la perspectiva de género en este aspecto siga igual que hace 25 años o incluso se haya dado un paso atrás.
Chicas y chicos ven el consumo de drogas como algo indisoluble del ocio nocturno. Sus riesgos no les preocupa, pero sí lo que piense de ellos. Algo que afecta sobre todo a ellas. "Piensan que el consumo de drogas no corresponde a las mujeres. En cambio, este descontrol se ve como algo normal en ellos. No en ellas, que se espera que no lo hagan o en todo caso que sea de forma comedida. De hecho, los y las jóvenes creen que ellas deben consumir menos porque son más vulnerables", explica Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD, autora del estudio “Distintas miradas y actitudes, distintos riesgos. Ellas y ellos frente a los consumos de drogas”, presentado hoy.
También les influye de distinto modo la presión grupal: "A ellos se les atribuye más independencia y autonomía en el consumo. Y a ellas que lo hacen por imitación de lo que hacen ellos. Esta presión del grupo deriva en que ellos refuerzan su identidad sexual (lo que tampoco ayuda a frenar el consumo) y en ellas es un deterioro de su imagen”, afirma Sanmartín.
La experta hace hincapié en que los jóvenes de 16 a 24 años tampoco ven los riesgos de estos consumos: “A ellas les preocupa el riesgo de sufrir una agresión o un abuso sexual si consumen, a ellos, verse inmersos en pelos y robos. Es llamativo que no perciban los riesgos del propio consumo de sustancias”.
En lo que respecta a los progenitores, Sanmartín asegura que “hay poca diferencia entre el discurso de los adolescentes y sus padres”. Y le preocupa “la inexistencia de diálogo sobre drogas en el seno familiar. En todo caso se les pregunta algo más a ellos, pero los chicos niegan este consumo y ellas lo ocultan”.
Los padres también responden distinto si es su hijo o hija. Así, “ejercen mayor control hacia ellas si no hay una figura hipotéticamente protectora, un novio por ejemplo”. Además, “aunque los chicos y las chicas consumen, ellas sufren un peso sancionador cuando en ellos se ve normal”.
"Hay una diferencia significativa en cómo se percibe el consumo de drogas por género. Los chicos y los padres lo ven como algo puramente masculino. A ellas se les culpabiliza mucho más", afirma Beatriz Martín, directora general de la FAD. “No creemos que la diferencia por género sea una protección”, añade. Y es que “las drogas no son cosa de chicas”. De hecho, no ayuda ni a ellas ni a ellos.
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