Bilbao
Máxima vigilancia al falso shaolín
Dos meses después de los macabros hallazgos que motivaron su detención, la vigilancia carcelaria sobre Juan Carlos Aguilar se mantiene con total intensidad. El falso monje shaolín, detenido a principios de junio por el asesinato de dos mujeres en el gimnasio que regentaba en Bilbao, se encuentra ingresado actualmente en el centro penitenciario de La Moraleja en la localidad palentina de Dueñas. Fuentes de la prisión aseguran a este diario que «Huang», como también es conocido el acusado, se encuentra sometido a una vigilancia especial. Como marcha el protocolo de prevención antisuicidios, Aguilar está permanentemente vigilado en su celda por otro reo –el llamado «interno sombra»–. Sin embargo, en su caso, se han intensificado las medidas: el preso que le acompaña no comparte celda con él, sino que se encuentra en una celda contigua separada por un cristal.
Funcionarios de prisiones explicaron que, teniendo en cuenta la especial naturaleza de sus delitos y el peligro que puede suponer Aguilar, el equipo técnico de la prisión –formado por psicólogos, juristas, trabajadores sociales, médicos, etc.– habría decidido adoptar esta medida por motivos de seguridad. Estas mismas fuentes aseguraron que sólo se registran «3 o 4 casos al año» en los que un preso está sometido a dicha medida. Del mismo modo, añadieron, los funcionarios pueden tener un control visual y auditivo sobre lo que sucede en la celda. Con todo, no confirmaron si es el caso concreto de «Huang».
Sí reconocieron que Aguilar está «controlado las 24 horas del día» y que se encuentra ingresado en el módulo de enfermería, de tamaño más reducido, por lo que puede ser mejor vigilado por los funcionarios. En todo caso, durante el tiempo que lleva en la prisión de Dueñas, no se ha producido ningún incidente protagonizado por el detenido, que se limita a pasear una hora diaria por el patio de la cárcel bajo la atenta mirada de otro reo.
Por otro lado, después de que la jueza del juzgado número 3 de Bilbao levantara el secreto de sumario, la asociación Clara Campoamor ejerce la acusación particular. La abogada Maite Iturrate declaró a Efe que, aparte de los dos homicidios que se le imputan a «Huang», se estudiará también si pudo cometer otros delitos. Cierto es que la investigación de la Ertzaintza descarta que haya más víctimas mortales, algo con lo que se especuló al principio de la investigación. Sin embargo, en el ordenador del detenido se hallaron centenares de imágenes de otras mujeres «dormidas o inconscientes». Iturrate confirmó que dichas mujeres se «encontraban bien». Sin embargo, sería necesario averiguar si las relaciones que mantuvo con ellas «fueron consentidas».
En esta línea, el fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, afirmó que habrá que analizar si el acusado podría sumar a los dos delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento otros con penas menores, como el que atenta contra la libertad sexual, de lesiones o contra la libertad sexual de las víctimas. Desde la Asociación Clara Campoamor afirman que se pedirá la máxima pena contra el falso shaolín: un mínimo de 40 años. En todo caso, todavía habrá que esperar al menos un año y medio hasta la celebración del juicio. Hay que tener en cuenta que el proceso se encuentra ahora mismo en fase de instrucción, mientras que las pruebas periciales y testificales comenzarán a realizarse el próximo mes de septiembre. Además, la acusación particular pedirá que sea un jurado popular el encargado de pronunciar un veredicto.
Según afirmó Iturrate a Efe, el acusado, presuntamente, se habría «ensañado» con la primera víctima, la nigeriana Maureen Ada Otuya –que fue hallada todavía con vida junto a Aguilar en su gimnasio y que falleció a los pocos días en el Hospital de Basurto– y le habría causado un «sufrimiento innecesario» tras atarla y propinarle numerosos golpes. En lo que respecta a la otra víctima, la colombiana Jenny Sofía Revollo, la Ertzaintza detalló en su informe al juez que sus restos fueron repartidos en bolsas de plástico ocultas en las instalaciones del gimnasio bajo un falso techo, mientras que otras partes del cadáver se encontraban en el domicilio de Aguilar. Estaba previsto que la Policía Autónoma se entrevistara con «Huang» en prisión. ¿El motivo? Los agentes no habrían podido acceder a todo el material informático requisado –ordenadores, portátiles y tabletas– del acusado debido a que las claves de acceso estarían encriptadas. Con todo, y según fuentes de la prisión, no consta que se haya producido dicho encuentro.
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