Elecciones
«Me gustaría votar con 16 años, pero los de mi edad no entienden de política»
El ex Defensor del Menor Javier Urra elabora para LA RAZÓN un cuestionario al que han respondido 101 adolescentes para dilucidar si se ven capacitados para votar. Más del 83% quiere ejercer este derecho
Hace menos de un mes, la mayoría del Congreso se pronunció a favor de bajar la edad mínima para votar a los 16 años, como ya ocurre en países como Austria (que fue el primer estado en reducir la edad mínima de sufragio). La propuesta, que llegó al Congreso de la mano de Esquerra Republicana, contó con el apoyo del PSOE, Podemos y Compromís, entre otros. En contra, el PP y Ciudadanos. De llegar a suceder, la reforma de la Ley Electoral supondría convocar a las urnas a entre 800.000 y un millón de jóvenes de entre 16 y 18 años. Pero, ¿qué opinan ellos?
Para analizar si están o no preparados y saber si les interesa, este periódico contactó con Javier Urra, académico de número de la Academia de Psicología Española, que en 1996 ya planteó como Defensor del Menor la posibilidad de que si la sociedad quería que los jóvenes participasen, sería bueno que pudieran votar. La primera cuestión que se hace el experto llama la atención: «¿A quién le interesa más el futuro, a un joven o a un señor de 80 años? Habrá gente que dirá que un joven de 16 años no está preparado, pero ¿y uno de 94 años, con todos mis respetos, tiene más criterio? También habrá gente que diga que los padres le dirán al hijo lo que tienen que votar, pero también se lo dirán a sus padres. La pregunta es ¿a un menor de 16 años le interesa votar? No lo sé».
Para averiguarlo, Urra formuló un cuestionario con 11 preguntas al que respondieron 101 jóvenes, de edades comprendidas entre los 16 y 18 años. Se trata de menores de distintas ciudades y pueblos distribuidos por España, mayoritariamente estudiantes, tanto de centros públicos como concertados. Tras analizar las respuestas, Urra concluyó que a los jóvenes «les interesa mayoritariamente tener derecho a voto y se consideran capacitados para ejercer dicho derecho».
La primera pregunta que se les planteó era: «¿Te interesaría tener derecho a voto?». Pues bien, aunque muchos adultos consideran que a los jóvenes la política no les interesa, lo cierto es que el 83,16% de los menores afirmó que «sí». En concreto, 84 respondieron afirmativamente y sólo 17 precisaron que «no». Llama la atención que algún adolescente contestó que sí, pero que no lo pondría. Como el caso de este joven de un centro público de la sierra madrileña que respondió que «yo sí, pero no lo pondría, ya que la mayoría de la gente de esta edad apenas entiende» de política.
La siguiente pregunta, «¿se considera o no capacitado para ejercer el derecho a voto?», obtuvo también una mayoría de síes. En concreto, 89 dijeron «sí» y 12 «no». Y entre los que dijeron que no, una alumna afirmó que «ahora mismo no. Creo que no estoy lo suficientemente informada para votar. Tendría que informarme más». Denotando la importancia que le daría ella a su voto. La tercera pregunta, «¿se considera fácilmente manipulable?», fue la que denotó la juventud de los encuestados y es que «era una pregunta invertida», precisa Urra, con trampa, ya que nos guste o no, lo somos, de ahí que en sociedades consumistas impere la publicidad por doquier. Pero sólo siete respondieron que eran manipulables, frente a 94 que creen que no.
Respecto a si tienen ideología, 83 consultados afirmaron que sí y únicamente 18 dijeron no tener. En este sentido, llama la atención los que especificaron si eran de izquierdas, de centro o de derechas, porque aunque se suele pensar que a esta edad tienden más a ser de izquierdas, también había jóvenes que afirmaron tener otras ideologías completamente opuestas. También contestaron mayoritariamente sí a las preguntas sobre si podrían argumentar su voto, si hablan o debaten o discuten sobre estos temas.
En cuanto a si se cuestionarían el voto, llama la atención que mientras la mayoría contestó que tenía ideología, el 67% se cuestionaría el voto. Algo que puede denotar incluso más madurez que algunos adultos que, pase lo que pase, siempre votan al mismo partido de una u otra ideología. Por último, respecto a si votar les parece un acto serio, que les obliga a ser responsables, el 96,03% respondió que lo era. En cambio, el 51,48% consideró que votar no da una mayor categoría como ciudadano.
Además de estas preguntas, Urra planteó una undécima: «¿Qué pregunta deberían formularte para saber si estás capacitado para votar en las elecciones?» Y las respuestas fueron llamativas. Desde ¿por qué votas a un partido? hasta si ¿tu voto sería pensando en tus necesidades o en las de la sociedad?, pasando por ¿por qué no te abstienes? ¿por qué no votas lo contrario? o incluso si votarías para perjudicar al país.
A tenor de estas afirmaciones, «se aprecia coherencia y congruencia en las respuestas y argumentaciones que ocasionalmente acompañan. Mi interpretación, siendo como es una muestra de población pequeña, es que marca unos criterios y posicionamientos que pueden sorprender a los adultos, que estiman al grupo de 16 a 18 años como muy desinteresados de la política. Según ellos, están maduros para votar, les interesaría y se sienten capacitados», afirma Urra.
Pros y contras
«Creía que iban a tener menos interés en votar y, en cambio, lo tienen. ¿Bajaría la edad? Es un cuestionario de autopercepción, no puedo extraer una conclusión en ese sentido. Para ser elegidos como candidatos nunca bajaría la edad y para que puedan tener derecho al voto, bueno, habría que analizar las ventajas y los inconvenientes. Como ventaja es que los partidos políticos harían propuestas en favor de los jóvenes, se hablaría de programas educativos... Y lo negativo es que pronto saldrían las voces que dirían que si pueden votar con 16, se podría bajar la edad penal y eso sería un restroceso absoluto», dice Urra. En España la mayoría de edad penal está en los 18 años, aunque la legislación establece que a partir de los 14 se pueden exigir responsabilidades, antes son innimputables. «Si tienen capacidad para elegir quién pone las normas, también se responsabilizarían de los actos que cometiesen, lo que chocaría con la Convención de los Derechos de la Infancia», añade. Y es que votar es un acto serio, sí, y como añade un alumno de un centro concertado «hay que ejercerlo con responsabilidad y nunca debería proponerse esto a los adolescentes para favorecer a algún partido».
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