Ciencias naturales

Estudiarán cómo ha cambiado la dieta de los pingüinos de la Antártida

Una misión científica de Australia parte hoy hacia la Antártida para estudiar los posibles cambios en la dieta de los pingüinos Adelaida en los últimos milenios y analizar los efectos del dióxido de carbono en los microbios marinos.

El estudio será realizado por investigadores de la División Australiana Antártica, que viaja al continente blanco a bordo del buque Aurora Australis, según un comunicado del Ministerio de Medio Ambiente del país oceánico.

La experta en aves marinas, Barbara Wienecke, indicó que el estudio tendrá lugar en lugares abandonados por los pingüinos Adelaida, donde se excavarán las capas formadas por los desechos de estas aves en busca de restos de sus presas como espinas de peces y picos de calamar.

"Es la primera vez que se realiza este tipo de trabajo en la región Davis y esperamos entender si la dieta de los Adelie ha cambiado en el pasado, por ejemplo, de una dieta de kril a otra de pescado", dijo Wienecke.

Los regordetes pingüinos Adelaida o Adelie (Pygoscelis adeliae), que miden unos 76 centímetros y pesan unos cuatro kilos, tienen unos anillos de color blanco alrededor de los ojos, la cola más larga que la de otras especies y un pico de color rojo y negro.

Por otro lado, otro grupo de científicos liderados por el microbiólogo Andrew Davidson seguirá analizando los efectos de la acidificación causada por el aumento de CO2 en la atmósfera que se disuelve en los mares antárticos en microbios como el fitoplancton y otras bacterias.

Para ello cultivarán varias comunidades de microbios marinos en tanques de agua para observar los efectos de las diferentes concentraciones del CO2 en estos organismos vivos, según el mismo comunicado.

"Los microbios son la base de la red alimenticia marina, directa o indirectamente apoyan toda clase de vida en el Océano Glacial Antártico", comentó Davidson.

El científico también explicó que estos microbios son clave en el proceso mediante el cual los organismos marinos transfieren CO2 de la atmósfera en el fondo de los océanos, donde se almacenan por milenios.

Davidson alertó que la concentración de CO2 en el océano a final de siglo puede cambiar la composición de estas comunidades de microbios y alterar la cadena alimenticia.

Según el experto, esto tendría un impacto negativo en las ballenas y otros mamíferos y en la eficiencia con la que se almacena el dióxido de carbono en las profundidades de los océanos.