Ciencias naturales
Los animales del zoo se van a la piscina
Con la subida de las temperaturas, los veterinarios y cuidadores de los centros zoológicos deben introducir variaciones en el modo de vida y en la dieta de los animales, sobre todo en los de aquellos que son más propensos a verse afectados de manera negativa por el calor. Aunque algunas de las especies que residen en estos parques son características de climas cálidos y, por ello, no sufren por el incremento de calor, sus cuidadores se esmeran para ofrecerles opciones refrescantes que hagan más llevaderas las jornadas estivales de calor sofocante y prestan especial atención a los más proclives a sufrir por las altas temperaturas, como pueden ser las crías de camello, las llamas, las ovejas o los loros. «La subida de las temperaturas genera en los animales un aumento de estrés y de sus necesidades hídricas», explica Josué Román, veterinario de Oasis Park Fuerteventura. Por ello, al comienzo de la época estival se introducen varios cambios en el entorno de los animales que lo haga más refrescante. Por ejemplo, «se instalan zonas de sombra y, en el caso de las crías de camello, se las separa durante las horas de más calor para que no estén al sol y puedan alimentarse en un comedero bajo, al que sólo ellas tengan acceso, con alfalfa fresca, muy palatable y con un alto contenido en proteínas, calcio y vitaminas».
Según comenta Juan Vicente Martínez, jefe de cuidadores de Loro Parque Tenerife y curador de mamíferos terrestres, «las tortugas gigantes de las Galápagos disfrutan estos meses de una gran piscina natural de barro donde pueden darse baños refrescantes y permanecer semienterradas en las horas de más calor. Este barro hace además de protector solar para su piel y las mantiene hidratadas y frescas». Por su parte, «los tigres, jaguares y nutrias disfrutan de grandes montañas de hielo que conseguimos por kilos en nuestro pinguïnario, en las que juegan o bajo las que buscan su alimento».
Gracias al buen tiempo hay muchos animales que están más activos en verano, como los tigres, los osos hormigueros, los lagartos o las tortugas, pues cambia su ritmo al poder disfrutar de más horas de luz, lo que hace las delicias de los visitantes de este tipo de instalaciones. «En la época estival se alarga el horario de acceso del público, por lo que se realizan más charlas educativas y los niños pueden interactuar más con los animales.
Por contra, en las zonas de contacto con muflones o gamos, por ejemplo, los visitantes tienden a proporcionar a éstos alimentos, aunque no deberían, pues pueden ser perjudiciales para su salud», explica Gloria Rivera, veterinaria de Terra Natura Benidorm. De esta manera, se ha de tener en cuenta que, aunque las jornadas cálidas son las mejores para observar a los animales en sus hábitats naturales y relacionarse con ellos, no se deben sobrepasar las barreras naturales interpuestas entre el público y los habitantes del mundo animal, ni tampoco ofrecerles alimentos que no estén especialmente indicados para su ingesta en días calurosos, pues ello podría provocarles sensación de malestar.
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