Enfermedades
Un estudio explica por qué cada vez hay más mosquitos
Está vinculado a la urbanización y a la descomposición de los insecticidas
Un nuevo estudio encuentra que los principales impulsores de los aumentos en las poblaciones de mosquitos son la disminución gradual de las concentraciones de DDT, uno de los principales compuestos de los insecticidas, en el medio ambiente y el aumento de la urbanización, como se detalla en un artículo sobre los hallazgos que se publica este martes en ‘Nature Communications’.
Las poblaciones de mosquitos han aumentado hasta diez veces en las últimas cinco décadas en Nueva York, Nueva Jersey y California, en Estados Unidos, según datos a largo plazo de programas de monitorización de mosquitos. El número de especies de mosquitos en estas áreas aumentó de dos a cuatro veces en el mismo periodo.
Los potenciales efectos del cambio climático en la propagación de enfermedades transmitidas por insectos son una preocupación importante de salud pública, pero este trabajo encontró poca evidencia de que las poblaciones de mosquitos en estas áreas estaban respondiendo a cambios en la temperatura o la precipitación.
«A primera vista, los recientes aumentos en las poblaciones de mosquitos parecen estar relacionados con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático, pero cuidadosos análisis de los datos del siglo pasado demuestran que en realidad se están recuperado de los efectos del DDT», señala el autor Marm Kilpatrick, profesor asociado de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de California en Santa Cruz (UC Santa Cruz), en Estados Unidos.
Kilpatrick explica que se espera que los efectos del cambio climático se vean en los bordes de los rangos geográficos de las especies, ya que las especies adaptadas a los climas cálidos se mueven hacia el norte y las especies adaptadas al frío se retiran de las partes meridionales. Así que una especie tropical como el mosquito ‘Aedes aegypti’, que transmite los virus Zika y dengue y otras enfermedades humanas, podrían ampliar su rango hacia el norte de Estados Unidos a medida que las temperaturas se calientan.
En Washington DC, por ejemplo, donde el ‘Aedes aegypti’ no es común ahora, podría ser más habitual si los inviernos se vuelven más suaves, mientras que en Florida, la urbanización y los esfuerzos por controlar los mosquitos son más propensos a ser los principales impulsores de las poblaciones de mosquitos», dice Kilpatrick.
La urbanización es un factor importante porque cambia la composición de las especies en un área, favoreciendo los tipos de mosquitos que viven cerca y se alimentan de las personas, como el ‘Aedes aegypti’, y hace que otras especies disminuyan, como las adaptadas a los humedales y otros hábitats naturales.
Los programas de control de mosquitos continúan ayudando a limitar las poblaciones de mosquitos en muchas áreas, pero las técnicas actualmente disponibles no son tan eficaces como el DDT, según Kilpatrick. «Todo el mundo sabía que el DDT era un insecticida extremadamente eficaz, pero me sorprendió lo duraderos que fueron sus efectos, y en algunas zonas costó hasta entre 30 y 40 años que las poblaciones de mosquitos se recuperaran», detalla.
En la década de 1940 hasta la de los setenta, se usaron más de mil millones de libras (600 millones de kilogramos) de DDT en Estados Unidos, pero su uso se restringió en los años 60 y finalmente se prohibió en Estados Unidos en 1972 debido a los efectos ambientales adversos, especialmente en pájaros y otra fauna, así como potenciales riesgos de la salud humana. Sin embargo, el DDT todavía era detectable en los núcleos del suelo en el estado de Nueva York en el año 2000, donde el uso de DDT fue mucho mayor que en Nueva Jersey y California.
En las tres regiones, tanto la abundancia de mosquitos como el número de especies disminuyeron drásticamente durante el periodo de uso de DDT y luego aumentaron a medida que disminuyó la cantidad de DDT en el medio ambiente. En Nueva York, los investigadores encontraron que los patrones de uso del DDT y su concentración en el medio ambiente podrían explicar la mayoría de las tendencias a largo plazo en las poblaciones de mosquitos. Sin embargo, en Nueva Jersey y California, los análisis mostraron que la urbanización también fue un factor importante.
Las temperaturas anuales promedio mostraron sorprendentemente poca correlación con las tendencias de la población de mosquitos. «La precipitación era más importante que la temperatura, pero el uso de la tierra era más importante que cualquiera de esos factores --subraya Kilpatrick--. Los impactos a largo plazo de los cambios en el uso de la tierra en los ecosistemas a veces se subestiman».
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