Ceuta
Moulay Bousselham, la playa de las pateras
Sólo ayer llegaron 64 inmigrantes a las costas andaluzas y 259 desde el sábado. ¿Su origen? Un arenal cerca de Tánger
El arenal del Moulay Bousselham ya no es sólo refugio de turistas en busca de sol y descanso. Desde hace unos meses se ha convertido en un macrocampamento de inmigrantes subsaharianos, que viven en condiciones infrahumanas a la espera de poder echarse al mar. La situación se ha recrudecido en las últimas fechas. La estrecha vigilancia de los pasos de Ceuta y Melilla ha multiplicado los habitantes del campamento, en el que estos días rondan los 40º y en el que la mayoría son mujeres y niños. Aún así, aguantan a la espera de su oportunidad.
Las asociaciones que pelean por los derechos humanos de los inmigrantes subsaharianos alertan sobre la situación que se ha desencadenado en el norte de Marruecos, sobre todo en los últimos meses, desde que las autoridades marroquíes intentar terminar con los intentos de saltar la valla que separa al país vecino de Melilla. «Se han producido intervenciones muy duras tanto en Ceuta como en Melilla en los últimos meses», explica Said Tbel, miembro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Él trabaja directamente con los inmigrantes que esperan su oportunidad en las costas marroquíes. «La situación actual es catastrófica, hay muchas mujeres con sus hijos y menores solos que se agolpan en la playa de Mouley Bousselham, entre Tánger y Kinitra, para echarse al mar y alcanzar España», asegura a LA RAZÓN. Tbel cree que el problema lo ha generado Marruecos, que «ejerce un control policial muy severo en los principales puntos de salida». Es más, el cooperante asegura que «varios inmigrantes han tenido que acudir a los hospitales porque han recibido "balazos"con pelotas de goma que les han producido heridas graves». Y no todos solicitan ayuda sanitaria porque «el miedo a que les cojan es más fuerte que el dolor».
Cerca a la playa de Mouley Bousselham, AMDH ha organizado varios centros a los que llevan a familias y menores para intentar protegerles, «pero nos hemos encontrado con situaciones muy trágicas, como la de una mujer con sus cuatro hijos que nos llamó a los pocos días de instalarse en uno de estos centros para avisarnos de que la comida no les llegaba». Temen que esta situación empeore si «Marruecos no ayuda en estos problemas humanitarios». Y es que ellos mismos ven cómo desde hace un mes las pateras «salen casi todos los días. El invierno ha sido muy malo y ahora, con el buen tiempo, se lanzan todo con las pequeñas barcas», añade. Sin ir más lejos, el pasado lunes «encontramos una patera escondida en la playa de Larache. Era una balsa de juguete, estaba pinchada, pero no encontramos a nadie cerca».
Ghana, Senegal y Mali siguen siendo los principales países emisores. «En los últimos años el perfil no ha cambiado». Lo que sí han visto reducida es la ayuda española: «Hay muchos menos cooperantes porque las principales ONG tienen menos recursos económicos y han recortado muchos gastos».
Este organismo denuncia la continua violación de los derechos humanos y la precaria situación en la que viven estas personas, que sufren la persecución de las autoridades locales, que los detienen y abandonan en el desierto de la frontera con Argelia. A nivel social, los subsaharianos sufren actos de racismo y no tienen derecho ni a la sanidad ni a la educación. El informe también resalta que los hospitales no admiten a las mujeres ni siquiera cuando se encuentran en una situación de emergencia. Sus hijos, a pesar de haber nacido en suelo marroquí, no pueden ser inscritos y no tienen derecho a la educación.
El mal tiempo del pasado mes de julio ha empeorado las cosas. Las mafias están aprovechando la mejora de las condiciones climáticas para hacer su particular agosto. En los 13 días de este mes, han sido interceptadas 264 personas en aguas del Estrecho, en su mayoría cerca de Tarifa (Cádiz), la zona más cercana al continente africano, del que sólo le separan 14 kilómetros. Sólo ayer fueron localizadas ocho embarcaciones con 64 personas. Así, en el primer semestre del año han doblado el número respecto al mismo periodo del año anterior, con 605 rescatados frente a los 269 de 2012. Ayer mismo, la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, aseguró que se acogerán inmigrantes en Centros de Internamiento de Extranjeros de Andalucía o Madrid.
A nivel global las cifras son muy similares a las del verano pasado. Así lo confirma Vega Orozco, de Cruz Roja, que explica que se ha producido un repunte del trabajo en agosto y que se ha concentrado toda la actividad en Cádiz, mientras que en años anteriores estaba más repartido con Almería y Granada. «El mal tiempo de julio paralizó la actividad en el estrecho y se concentró todo en Ceuta y Melilla», indicó.
Mikel Araguás, secretario general de Andalucía Acoge, apunta en la misma línea y considera que los repuntes se deben a las condiciones climatológicas y a la mayor o menor presión de la Gendarmería marroquí. «Durante mucho tiempo ha habido una gran presión migratoria en Ceuta y Melilla y cuando Marruecos y la UE han vuelto a llegar a un acuerdo, la situación ha mejorado. En opinión de Aragúas, es necesario replantearse la política de fronteras a nivel global porque, defiende, que la gran inversión realizada en sistemas de vigilancia no ha evitado que el problema se siga produciendo.
Barcas hinchables de juguete
El grueso de los inmigrantes llegados a Cádiz por mar en lo que va de año lo hicieron en botes hinchables de recreo más pensados para jugar en la orilla del mar y para ir de pesca que para realizar este tipo de travesías, aunque la distancia sea corta. En muchos de los casos, sus ocupantes o los familiares y amigos que dejaron en tierra llamaron a las autoridades españolas para que salieran en su auxilio, comunicaciones que han permitido decenas de rescates en los últimos días. En concreto, la delegación de Cruz Roja en Cádiz ha atendido en 2013 a un total de 928 inmigrantes, de ellos 222 en los últimos cuatro días, informa Ep. El portavoz de Cruz Roja Cádiz, Miguel García, recordó que «estas embarcaciones aparecieron de forma puntual hace un par de años, pero ya el año pasado todas las que se recibían por mar eran este tipo de lanchas, una tendencia que se ha consolidado este verano». Esta particularidad sólo se da en el Estrecho, ya que según García, los que tratan de llegar a otras zonas más apartadas o a Canarias lo hacen en barcas de mayor envergadura.
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