Santiago de Compostela
Mujer, española y con hijos, el rostro de las personas atendidas por Cáritas
Cáritas invirtió 353 millones en 2018 para atender a 2,7 millones de personas. Incrementó en 1,2 millones la partida destinada a personas sin hogar
Cáritas invirtió 353 millones de euros en 2018 para atender a 2,7 millones de personas. Incrementó en 1,2 millones la partida destinada a personas sin hogar.
La precariedad en la que viven cientos de miles de familias continúa. Pero cada vez son más los voluntarios y las donaciones que tratan de ayudar para frenar la emergencia social. Los datos de la Memoria 2018 de Cáritas Española presentados hoy hablan por sí solos.
La organización católica destinó 353 millones de euros el pasado año para acompañar a casi 2,7 millones de personas dentro y fuera de nuestro país a través de las 70 Cáritas diocesanas que integran la confederación.
Este informe, presentado por el obispo auxiliar de Santiago de Compostela y responsable de Cáritas en la Comisión de Pastoral Social, el monseñor Jesús Fernández, el residente y la secretaria general de la institución, Manuel Bretón y Natalia Peiro, constata un doble aumento: el número de voluntarios que ha pasado de los 83.951 en 2017 a los 84.551 en 2018, así como en volumen de recursos aportados por donantes privados y empresas colaboradores, que ascienden a 257.922.476, frente a los 256.561.971 de 2017. Estos donativos privados ya suponen el 73,1% de los recursos que destina la organización Católica. Así, de cada 100 euros invertidos por Cáritas en acciones sociales, 73 proceden de fondos privadas. El resto, son fondos procedentes de subvenciones públicas, que el año pasado ascendieron a 95.087.533 euros, de los cuales 53,2 millones fueron aportados por las Administraciones autonómicas y 7,8 millones por la Administración central. Del total de la partida, se destinó un 5,6% de los recursos a la gestión y administración de la organización. Es decir, de cada euro donado se destinan 5,6 céntimos a estos gastos.
El capítulo al que se destinan más recursos es a las acciones de acogida y asistencia: más de 81 millones de euros, el 23% del total. Le siguen las acciones destinadas al empleo al que se destinaron casi 74 millones (20,9%). Cáritas también destaca el esfuerzo económico llevado a cabo en programas como los mayores (38,5 millones), personas sin hogar (30,7 millones), cooperación internacional (25,4 millones) y familia, infancia y juventud (24,3 millones). En este campo, Peiro hizo hincapié en que en “el programa de personas sin hogar la partida destinada a este fin subió 1,24 millones de euros en 2018 respecto a 2017, lo que pone de relieve el grave problema. Esta situación afecta a más personas y también a más mujeres”, por eso considerados que “son necesarios más recursos para viviendas sociales”.
De hecho, son precisamente ellas las más ayudadas por la confederación. En concreto, y aunque existe un gran abanico de perfiles, el rostro de los que se acercan a Cáritas para pedir apoyo suele ser una mujer en el 60% de los casos, española (55%), de 30 a 54 años (55%) y con hijos a su cargo y en el que el sueldo de la mujer es el principal (sea o no una familia monoparental).
Invisibilidad social
Unos programas esenciales, ya que aunque en los últimos cinco años se han recuperado los niveles de integración social y han mejorado las condiciones de vida de los que se encontraban en una situación bien o regular, “esta mejoría no ha alcanzado a muchas familias de las que peor se encontraban, ni esta recuperación se ha producido con la intensidad adecuada para mejorar sustancialmente sus condiciones de vida”, explicó Peiro.
De hecho, “la exclusión social -prosigue- se ha enquistado en la estructura social de nuestro país”. La situación más precaria “es la que afecta a esos 1,8 millones de personas que malviven en el extremo de la exclusión social más severa y a los que podemos definir como la sociedad expulsada, que son el 3,8% de la población y que ha seguido creciendo en los últimos años, hasta incrementarse en más de 200.000 personas”, añadió. Sobre ellos se ha cebado la desigualdad y la precariedad en sus diferentes formas: la vivienda insegura e inadecuada, el desempleo persistente, la precariedad laboral extrema, la falta de políticas públicas eficaces y a invisibilidad para los partidos políticos.
“Estas familias viven en la supervivencia pura y dura como objetivo cotidiano, han roto sus vínculos con el resto de la sociedad porque sienten que no se les tiene en cuenta y se enfrentan a un sistema de protección social que no está orientado ni diseñado para acompañarles en esta situación de máxima exclusión. Sí, estamos en un momento de emergencia social, pero el problema es que es invisible para muchos”, concluyó.
Manuel Bretón tras dar las gracias a los donantes recordó que “cada gesto conduce a un mundo mejor. Esta memoria es el relato de la importancia que tiene cada gesto de solidaridad. La lucha contra la desigualdad es un objetivo que podemos conseguir si todos remamos a la vez”.
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