Sociedad

“No me chistes como a un perro, tengo nombre”

Ocho enfermeras protagonizan la campaña contra el machismo hacia la profesión del Consejo General de Enfermería

“No me chistes como a un perro, tengo nombre”
“No me chistes como a un perro, tengo nombre”larazon

Ocho enfermeras protagonizan la campaña contra el machismo hacia la profesión del Consejo General de Enfermería

En la víspera del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que coincide con el patrón de las enfermeras, San Juan de Dios, el Consejo General de Enfermería se rebela contra actitudes sexistas y discriminatorias que miles de enfermeras experimentan a diario en su puesto de trabajo. En una nueva campaña de visibilidad, amparada bajo el hashtag #enfermeras8M, ocho enfermeras de base expresan y denuncian en nombre de sus compañeras una serie de actitudes arcaicas, ofensivas, sexistas o que directamente menoscaban su capacidad profesional por el hecho de ser mujer. La campaña se pondrá en marcha a las 00:00 horas de mañana viernes by se complementa con un vídeo que pretende hacerse viral entre las enfermeras.

Mensajes como “No soy la ayudante de ningún profesional sanitario, tengo autonomía propia”, “No me chistes como a un perro, tengo nombre”, “No soy guapa, ni niña, ni cielo, soy tu enfermera”, “Estoy para cuidarte, no para alegrarte la vista” o “Necesitamos leyes reales para compaginar nuestra vida laboral y familiar” son algunos de los lemas escogidos para esta campaña.

Como colectivo mayoritariamente femenino, ya que un 85% de sus profesionales son mujeres, la enfermería también quiere recordar que -del mismo modo que la profesión ha luchado por ser reconocida dentro del sistema sanitario-, las mujeres no deben de cesar en su lucha por conseguir los mismos derechos laborales que los hombres. “Aunque queda aún mucho camino por recorrer, el punto en el que se encontraba la profesión hace pocas décadas no tiene nada que ver con su reconocimiento actualmente en el sistema sanitario y la sociedad, es el ejemplo de que las mujeres pueden luchar por sus derechos. No obstante, por desgracia, algunas personas siguen teniendo un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones o tienen que aguantar que se dirijan a ellas de forma inadecuada”, explica Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.

Eso se suma al perpetuo estereotipo sexual vinculado a la profesión que, aunque cada vez en menor medida, se sigue viendo en tiendas de disfraces, publicidad de salvajes fiestas universitarias, en series, películas o en los medios de comunicación.

Hay que educar a la sociedad en general y a los pacientes en particular desde pequeños porque todavía hoy las enfermeras se enfrentan a comentarios machistas o referencias a su persona como “nena”, “niña”, “guapa” o “señorita”. Habría que recordar que el trabajo de la enfermería consiste en cuidar y curar al paciente, no en escuchar “impertinencias” de pacientes . “Nuestra profesión -prosigue Fernández- requiere una alta cualificación, una formación académica de cuatro años y dos de especialidad contando en estos momentos con un gran número de profesionales enfermeros con grados de máster y doctorado; una carrera universitaria que requiere una exigente nota de corte para acceder a ella; y unos profesionales que gozan de un gran prestigio en el ámbito internacional.