Almería
«Ocho años después, ¿dónde está mi hijo?»
Las desapariciones inquietantes son el crimen perfecto. Joaquín Amills perdió a su hijo el 11 de septiembre de 2008, pero no se ha olvidado de pedir justicia
Joaquín Amills perdió a su hijo hace casi ocho años, el 11 de septiembre de 2008, cerca de Carboneras (Almería). Salió a navegar pero no volvió. De acuerdo con el otro joven que iba en el barco con él su salida estaría relacionada con el tráfico de drogas, pero la Guardia Civil que ha llevado el caso no ha encontrado ningún indicio de ello. De acuerdo con la versión del compañero de Joaquín Fernández, o Junior como le llama su padre, se quedaron sin gasolina y los dos saltaron al mar. Siete horas después un pesquero rescató al compañero de Junior. Éste nunca apareció.
A pesar de las contradicciones del amigo y de que, a pesar de aguantar siete horas en el agua, no padecía hipotermia, la Justicia se ha posicionado de su lado.
Tras siete años y medio de instrucción, hoy ha arrancado el juicio, sin embargo, lo único que se va a determinar es si hubo un delito de omisión de socorro. Es una forma más de dar carpetazo, una vez más, a una desaparición que, la misma Guardia Civil considera “inquietante”. “Con este juicio cierran todas las puertas a que se investigue lo que realmente le ocurrió a mi hijo y a destapar las contradicciones que arroja la propia instrucción”, afirma Amills, presidente de SOSDesaparecidos, una asociación a la que han negado a personarse en la causa. “Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces, sin que pueda producirse indefensión, como dicta el artículo 24 de la Constitución”, recuerda este padre que, durante años ha evitado pronunciarse sobre el trabajo de los jueces, pero que ahora ve como descubrir la verdad sobre lo que le ocurrió a Junior se aleja. Lo malo es que al no haber localizado el cuerpo de su hijo, ningún rastro de ADN, ni un arma homicida, a Joaquín se le cierran las vías de investigación.
Pero Amills nunca se ha olvidado de su hijo de 23 años. Por ello, cada año acude con su hija a la playa más próxima a su desaparición y le hacen un homenaje. Lanzan flores al mar. La búsqueda de su hijo ha sido incansable, de ahí que pasará todas las Navidades de 2009 cavando zanjas “en una zona donde creía que podían haber escondido el cuerpo de mi hijo. Llegué a cavar con mis propias manos”, recuerda. Ahora sólo pide que se celebre un juicio justo, que se les juzgue por asesinato y que no se olviden de seguir buscando a su hijo. A Junior.
✕
Accede a tu cuenta para comentar