Transporte
Pedalea que algo queda
18 millones de españoles se declaran asiduos ciclistas en ciudades y carreteras. No son más que hace dos años, pero la población «rodante» tiene volumen suficiente para que las administraciones empaticen con ella
18 millones de españoles se declaran asiduos ciclistas en ciudades y carreteras. No son más que hace dos años, pero la población «rodante» tiene volumen suficiente para que las administraciones empaticen con ella.
Para la opinión pública la bicicleta es un referente de vida sana y transporte ecológico. En buena parte de la sociedad, la bici sugiere una forma de entender el día a día respetuosa, comprometida y además económica. Por supuesto, es un estereotipo sujeto a discusión, pero no cabe duda de que el ejercicio del pedaleo resulta benefactor para el ser humano y su medio. La bici tiene esa buena imagen que las administraciones tanto aprecian y que han incentivado con grandes campañas de publicidad e inversiones para mejorar infraestructuras urbanas e interurbanas. De ellas se benefician hoy millones de españoles que se suben al sillín y ponen la vista en el horizonte.
En concreto más de 18 millones de nuestros conciudadanos que se embarcan en el pedaleo con alguna frecuencia. Hablamos de más de un tercio de la población, aunque sólo un tres por ciento lo emplea como su medio de transporte diario. Son cifras de 2017, menores en dos puntos porcentuales que los de 2015, lo que se contradice con la idea que los políticos compran siempre con entusiasmo de que cada vez se usa más la bicicleta en nuestro país. Con los datos en la mano, no lo parece como lo prueba que los que la utilizan a diario hayan descendido también tres puntos porcentuales. Estamos, pese a todo, ante un vehículo con una implantación popular notable, aunque a distancia de países como Holanda, Dinamarca o Hungría, donde la bici forma parte central del paisaje urbano como un elemento esencial de lo cotidiano.
En nuestro país, los habituales de las dos ruedas la emplean por razones de salud (30%), deporte (27%), medioambiente (17%) y movilidad (14%). Los españoles, por tanto, entienden que tiene un bajo atractivo como medio de transporte, principalmente porque no es rápido y porque el relieve de nuestras ciudades no ayuda. Y luego está el asunto principal de la seguridad. Una cuarta parte de los ciclistas no transita casi nunca por la calzada por el peligro que supone y el 14% ha sufrido un accidente en los últimos cinco años. Es indudable que la bici tiene un encaje complejo en las ciudades y que así lo sienten los aficionados, a pesar de que los entrañables ayuntamientos del cambio se han afanado en alterar la movilidad con una discriminación positiva hacia las bicicletas sin demanda suficiente. Que no arreglarán una retahíla de carriles-bici como dios manda.
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