Brote de ébola

Repatriar a extranjeros, un posible conflicto internacional

Repatriar a extranjeros, un posible conflicto internacional
Repatriar a extranjeros, un posible conflicto internacionallarazon

La repatriación de los religiosos Miguel Pajares y Juliana Bonoha se hizo «según los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)», en los que en caso de una emergencia sanitaria sólo se contempla la llegada a nuestro país de ciudadanos con nacionalidad española, según comentaron a este diario fuentes del Ejecutivo. Además, las citadas fuentes señalaron que la repatriación de un ciudadano extranjero es algo que, en todo caso, correspondería a un «organismo supranacional», como pueden ser Naciones Unidas o Acnur, y no por parte de un tercer país, como puede ser España.

Estos fueron algunos de los criterios evaluados por el Gobierno a la hora de plantearse la repatriación de las religiosas Chantal Pascale y Paciencia Melgar, procedentes de Congo y de Guinea Ecuatorial respectivamente, y que, junto a Miguel Pajares, contrajeron el virus del Ébola en el Hospital San José de Monrovia (Liberia). Fuentes consultadas consideraron que la intromisión de nuestro país podría haber creado una «situación de conflicto» no sólo con Liberia, sino también con los socios europeos y, en general, a nivel internacional.

Fuentes diplomáticas consultadas por este diario consideraron, además, que la figura de la repatriación sólo se contempla en el caso de ciudadanos nacionales. Es cierto que el artículo 25.4 de la Ley Orgánica 4/2000 estipula que si, las personas a expatriar no pertenecen a la Unión Europea, sí que se podría admitir su entrada «cuando existan razones excepcionales de índole humanitaria, interés público o cumplimiento de compromisos adquiridos por España». Ahora bien, los expertos consultados también creen que, en este caso, se trata de una «situación excepcional» al estar relacionado con un virus de tan alta mortalidad como el Ébola. Por ello, es posible que esta excepción en la repatriación quedara anulada por cuestiones de tipo sanitario, en los que la propia OMS o el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) tendrían la última palabra.

Fuentes conocedoras del caso afirmaron a este diario que Juan Ciudad ONGD, la organización perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, sólo pidió nominalmente la repatriación de Pajares y Bonoha. Sin embargo, esta organización informó estos días que había «entregado al Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación» la petición de repatriación urgente a España de Pajares y de las dos mujeres, pertenecientes ambas a la Congregación de las Misioneras de la Inmaculada Concepción. La Orden anunció en la jornada de ayer que «es una prioridad absoluta lograr la organización de un dispositivo sanitario» para los que se encuentran en el edificio del hospital : aparte de las dos hermanas contagiadas, el hermano George –compañero de la Orden de Pajares– y Eugene Osei-Wusu, administrador del hospital.

«¿Hay posibilidades de sacarnos de aquí?»

Dos nuevos test del virus en el hospital liberiano

Después de que Pajares y Bonoha aterrizaran en Torrejón, el

Hospital San José de Monrovia (Liberia) se ha quedado un

poco más vacío. También abandonaron el edificio las dos

enfermeras togoleñas que, hasta el momento, cuidaban a las

enfermas, Chantal y Paciencia (en la imagen). Ahora mismo se

hace cargo de ellas la hermana Elena, de nacionalidad

liberiana, y que atendió a LA RAZÓN telefónicamente. «Hoy

nos han hecho las pruebas a mí y al padre George. Mañana

(por hoy) nos darán los resultados», afirma la religiosa,

perteneciente también a las Misioneras de la Inmaculada

Concepción. El hermano George, que como Pajares es

religioso de San Juan de Dios, ha mostrado síntomas estos

días. «Él está vomitando y se encuentra muy débil. Yo estoy un

poquito débil y no tengo apetito. Pero estoy de pie», dice Elena.

Ahora mismo, la religiosa y el hermano William, que hasta

ahora cuidaba a Miguel, se encargan de atender a los

enfermos. Dice que es posible que el hermano de Chantal se

traslade al hospital para ayudar. Y, al escuchar nuestra voz,

pregunta: «¿Hay posibilidades de sacarnos de aquí?».