Caso Bretón

Ruth Ortiz: «Es un antes y un después en mi vida»

Ruth permaneció con la mirada baja, mientras habló el portavoz del jurado
Ruth permaneció con la mirada baja, mientras habló el portavoz del juradolarazon

Le habían aconsejado que estuviera presente en la lectura del veredicto y así lo hizo. Ruth Ortiz se armó ayer de valor y presenció cómo el jurado popular declaraba culpable a su ex marido por asesinar a sus hijos Ruth y José. Y por 19 veces, desmontando todos y cada uno de sus argumentos. Desde que el profesor Etxeberría confirmó el verano pasado que los huesos encontrados en la finca de «Las Quemadillas» pertenecían a dos menores de dos y seis años, Ortiz dejó de hacer declaraciones públicas, asumiendo que tales restos eran los de sus hijos. Ya en el juicio, tuvo que hacer de tripas corazón para recordar los motivos de la separación y la vida que llevaba con Bretón. «He estado conviviendo con un asesino en potencia», llegó a decir Ortiz refiriéndose a su ya ex marido.

Con todo, la «madre coraje» rompió ayer su silencio. En declaraciones a Antena 3, Ortiz reconoció que el veredicto le ha devuelto «la paz» que le faltaba. De hecho, considera que el día de ayer «marca un antes y un después» en su vida.

Asimismo, valoró la labor del jurado. «Sabiendo el trabajo de contestar veintitantas preguntas, argumentarlas, redactarlas, buscar las razones en un sumario... No era fácil. Lo raro es que no hayan tardado más tiempo», aseguró. Por ello, aseguró que «fue emocionante» cuando pudo escuchar que el veredicto había sido por unanimidad. No obstante, ni «se le pasó por la cabeza» que Bretón pudiera salir inocente. Por ello, la decisión del jurado le ha «reconciliado con la sociedad y la justicia».

La figura de Ortiz era ayer la de una mujer entera, sin ningún signo de abatimiento. Se sentó en la tercera fila de la misma sala de la Audiencia Provincial de Córdoba donde se celebró el juicio. Junto a su tía Fali, su hermano y otros familiares. Vestía una rebeca negra y una falda gris estampada. Al poco de convocarse la vista, el juez ordenó que entrara Bretón. Silencio. Ella evitó en todo momento mirarlo y él, sin gesticular, se fijaba en el jurado. La misma actitud que mantuvo durante el juicio. No se cruzaron miradas. A Ortiz se le escapó alguna que otra sonrisa antes de que comenzara la sesión pero, mientras hablaba el portavoz del jurado, permaneció con la mirada baja.

«Culpable». Y apenas hay gestos de aprobación. Una vez concluida la sesión, varios familiares la abrazan y empieza a llorar. Con la mirada perdida, es conducida hacia el pasillo y, luego, al ascensor. Va en una nube, con lágrimas en los ojos. Sus familiares apenas le hablan, sólo hay contacto físico, abrazos, besos, sollozos. Se monta en una furgoneta y el público la aplaude.

Su abogada, María Reposo Carrero, asegura que el veredicto de culpabilidad supone para Ruth «un respiro, una tranquilidad, un paso más en este proceso», aunque remarca que «lo ideal es poder hacer el luto». Reconoce que los profesionales que la acompañan le aconsejaron que estuviera presente en la sesión y que se enfrentara a la posibilidad de ver al asesino de sus hijos. «Es un momento importante para ella. Es un antes y un después», destacó.

Conocido el veredicto, aplausos a la salida para Ruth e insultos cuando el furgón policial trasladaba de nuevo a Bretón hacía la cárcel de Alcolea. «¡Que nos lo den al pueblo de Córdoba!», «¡Has hecho una cruz negra muy grande en Córdoba!», «¡Se ha hecho justicia con él, vivan Ruth y José!», fueron algunas de las consignas que se escucharon. Muchos aprovecharon la presencia de Reposo, la abogada de Ruth, para felicitarla por el trabajo que ha desarrollado.