Reforma sanitaria
Gestión mixta de la sanidad, un modelo que triunfa en Europa
La crisis económica abre las puertas a nuevos modelos de administración de recursos sanitarios en los que el sector privado juega un papel destacado. A pesar de esta variación en el sistema tradicional, los pacientes no pierden calidad en los servicios
Europa ya hace tiempo que cuenta con el sector privado para aliviar las cargas que arrastran los sistemas públicos de sanidad. Desde hace más de dos décadas, los hospitales privados empiezan a ser mayoritarios en países como Alemania y Holanda; en otros estados, los médicos no son funcionarios, sino autónomos y sólo cobran por proceso o intervención, o en algunos casos, reciben una serie de incentivos por objetivos marcados, como en Irlanda y Finlandia, respectivamente. Estos son algunos ejemplos de cómo lo privado y lo público conviven en favor de ofrecer la mejor atención a los pacientes.
Ahora, España, que cuenta con uno de los mejores sistemas sanitarios a nivel mundial por la calidad, universalidad y gratuidad, se plantea adoptar medidas que incluyan al sector privado en la gestión administrativa de sus recursos sanitarios para hacer frente al dramático agujero presupuestario causado por la crisis. A nivel internacional también se está acometiendo una profunda transformación. Europa se halla inmersa en un proceso generalizado de búsqueda de la eficiencia que permita garantizar la sostenibilidad del sistema. La consecuencia directa ha sido un aumento de la externalización de la gestión en el ámbito de la Sanidad pública, sin que ésta pierda su esencia de ser universal y gratuita. Al comparar los modelos sanitarios de los diferentes países de Europa, se constatan las grandes diferencias entre unos y otros, y cómo la provisión y la gestión por entidades privadas cada vez resultan más útiles al sistema, además de dotarles de una significativa eficiencia.
En los países del entorno de España, se observa un incremento de los seguros privados, así como de los conciertos y concesiones de los sistemas nacionales de salud con entidades privadas. Del mismo modo que en España, hay dos millones de personas cuya salud depende de entidades privadas; en Portugal, un 25 por ciento de la población también depende de mutuas laborales, que dan cobertura sanitaria privada, en vez de ampararse bajo el paraguas de lo público.
Con el fin de afinar las cuentas económicas de los presupuestos gubernamentales, los países buscan formas de dotar de una mayor autonomía de gestión a sus hospitales, a través de la creación de escenarios de «autonomización» de dichos hospitales, así llamados por oposición a los denominados hospitales «de base presupuestaria», típicamente descritos como los jerarquizados en un entorno de discreción y control sujeto a las leyes de administración de los organismos del Estado.
Antecedentes
El programa británico «Working for Patients» establecía ya en 1989 mayores cuotas de autonomía organizativa y financiera para sus hospitales, permitiendo convertir posteriormente sus entidades directamente gestionadas en fundaciones. Otros países europeos, ya sea bajo el modelo Beveridge (financiado por los impuestos) o Bismark (basado en contribuciones a la Seguridad Social), han seguido esa estela durante los últimos años.
Destacan, entre los primeros países, Italia, al transformar más de cien hospitales en fundaciones; Portugal, al habilitar la gestión privada de centros públicos al tiempo que los liberaba de las regulaciones laborales públicas conviertiendo los centros en empresas públicas. Holanda resulta un ejemplo paradigmático por lo que respecta a los países «bismarkianos» y mediante la definitiva transformación de sus hospitales en entidades independientes sujetas a derecho privado a lo largo de los noventa.
En Reino Unido existen más de 200 PFI (del inglés, Private Finance Iniciative), en el que el sector privado asume la construcción y, a cambio, se queda con la gestión de los servicios no sanitarios, como en el caso del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid. Desde 1997, en total se han cerrado unos 167 acuerdos, que han supuesto cerca de 26.600 millones de dólares, con la llegada al país inglés del cierre de 53 hospitales y su conversión en PFI.
En los últimos cinco años en Europa se han dado casi una treintena de externalizaciones, una actividad en la que destaca el Estado germano, con más de 26 acuerdos. Otro caso, es la utilización de la gestión privada en el Hospital Sankt Goräns Sjkhus, buque insignia de la sanidad sueca. Pese a este gran paso, el centro permanece en el ranking de los mejores en su categoría (resultados financieros, calidad, productividad), sin que se haya repercutido en el acceso de los pacientes. Además, en este país los ciudadanos pueden escoger, bajo el paraguas de la Sanidad pública, un hospital público o privado.
Así, en España existen ejemplos en la Comunidad Valenciana y Madrid, con el modelo Alzira y la Fundación Jiménez Díaz, respectivamente. Los vecinos portugueses lanzaron un programa a gran escala en 2001, que incluía la construcción, reemplazamiento y gestión privada de más de diez hospitales y también de centros especializados.
En ocasiones, esta gestión mixta público-privada sólo afecta a una parte concreta de los servicios del hospital o del centro ambulatorio, como pueden ser los laboratorios, servicios de catering... Un ejemplo práctico se halla en Alemania, donde se establece una asociación del Ministerio de Salud y Asuntos Sociales con un consorcio privado, con el fin de establecer un marco telemático de salud a nivel nacional, para permitir la introducción de la tarjeta sanitaria, sistema de prescripción electrónica y otros avances telemáticos.
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