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Obama: señales de humo sobre la marihuana

Los efectos de un cigarro de «maría» triplican a los del tabaco. Obama asegura que «la marihuana no es más peligrosa. que el tabaco o el alcohol», mientras aumenta su consumo en jóvenes y se constatan sus efectos neuronales

Obama: señales de humo sobre la marihuana
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El presidente agita el debate global. «Como ya se sabe, fumé 'maría' de joven y lo veo como un mal hábito, un vicio no muy distinto a los cigarrillos».

«La marihuana no es más peligrosa que el alcohol o el tabaco». Esta afirmación del presidente del Gobierno de Estados Unidos, Barack Obama, no sólo ha revolucionado las redes sociales, sino que ha reavivado el debate sobre las diferencias entre el consumo de cigarrillos y porros. «El presidente Obama no va del todo desencaminado en su afirmación, ya que el alcohol y el tabaco siguen siendo las drogas que causan más patologías orgánicas en las personas que las consumen», apunta Francisco Pascual, médico de la Unidad de Conductas Adictivas de Alcoy y miembro de la Junta Directiva de Socidrogalcohol. Él ha sido el responsable de organizar el primer simposio sobre el cannabis en nuestro país, e insiste en que «el planteamiento de Obama no está mal», aunque reconoce que el consumo de esta droga no es inofensivo y que «el riesgo existe, aunque la percepción de éste es muy baja, sobre todo entre menores».

Que el presidente de una de las mayores potencias del mundo se moje con el tema del consumo de marihuana no es un sinsentido, sino que se engloba dentro de un contexto de legalización de su uso en algunos países como Uruguay e, incluso, en varios estados de Estados Unidos como Colorado o Washington. No es que el dirigente demócrata apoye su legalización en todo el país, sino que tras reconocer que la consumió durante su juventud, insiste en que «lo veo como un mal hábito y un vicio no muy diferente a los cigarrillos que he fumado durante mi juventud». Es su forma de alentar a sus hijas a que no consuman marihuana porque «es una pérdida de tiempo y no muy saludable». Y es que, como insiste Pascual, durante la adolescencia –Malia y Sasha Obama tienen 14 y 11 años, respectivamente– «consumir marihuana es muy peligroso, aunque el alcohol o el tabaco no lo son menos». Uno de los principales efectos que se produce por el consumo de porros «es la psicosis cannábica, ya que los menores, que están en pleno desarrollo», pueden padecer más problemas. Y es que al igual que los médicos insisten en la importancia de retrasar el consumo de alcohol o del tabaco, con el cannabis la cosa no cambia. Y si los menores que sufren intoxicaciones etílicas se multiplican cada vez más y se adelantan, fumar marihuana es una adicción que también se adelanta. «Con 13 o 14 años ya vienen niños a la consulta porque se han convertido en adictos a los porros» y sus padres, normalmente, ni se lo imaginaban.

Pero, para entender el debate de la legalización en el que parece que se ha entrado, hay que contar con los datos. De acuerdo con expertos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) «el consumo de cannabis aumentó en la mayoría de los países europeos durante el decenio de 1990 y a principios de 2000». Después de este incremento, «se ha estabilizado en niveles altos». Es más, como aseguran desde el INTCF, «ha subido el consumo de cannabis tanto de forma ocasional como –aunque en menor medida– de forma diaria». Y es que uno de los motivos por lo que el consumo de esta sustancia ha aumentado es al extensión de las plantaciones caseras. Como indica Pascual, «ahora existe un vacío legal en lo que se refiere a la compra de semillas de marihuana, y tener una o dos plantas para consumo propio no suele considerarse delito». Estas plantas no requieren de tantas especificaciones ambientales como la planta de la coca de la que proviene la cocaína y que sólo crece en las zonas altas de los Andes. De ahí que «en la terraza de cualquier casa puedan crecer». La diatriba que plantea Obama entre si el tabaco y el alcohol son menos saludables que la marihuana parte de una reflexión errónea, ya que los dos primeros no son considerados drogas oficialmente. Un error a ojos del doctor Pascual, ya que «las tres son drogas sociales» y debe prevalecer la tolerancia cero ante ellas. Pero aunque las tres crean una adicción similar, existen diferencias sustanciales. Ismael Galve-Roperh, profesor titular del Dpto. de Bioquímica y en Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, ha analizado el consumo de cannabis frente al de tabaco y explica cómo afecta cada una de estas sustancias en nuestro organismo. «La nicotina, responsable de la adicción al tabaco, afecta a nuestro sistema nervioso, acelera el ritmo cardíaco y crea una mayor adicción, mientras que la marihuana cambia la percepción de nuestro entorno», sostiene el experto. Pero además, «el 90 por ciento de las personas que fuman porros mezcla la marihuana con la nicotina, la responsable de la adicción a los cigarrillos». Y es que, como publica en su estudio, «un porro equivale aproximadamente a entre 3-5 cigarrillos». En lo que se refiere al efecto del cannabis, Galve confirma que «su uso puede limitar el trabajo normal de una persona, ya que tiene efectos sobre el aprendizaje, la memoria o la toma de decisiones». Otra de las consecuencias que diferentes estudios han vinculado al consumo de esta droga que transforma nuestra realidad es la relación con la esquizofrenia, una afirmación que el experto no rebate pero de la que puntualiza: «Se puede asociar una mayor predisposición a la aparición de episodios psicóticos por el consumo temprano de cannabis, aunque no es lo habitual». Eso sí, reconoce que «el consumo crónico de porros puede derivar en un "síndrome amotivacional", es decir, que la persona esté en constante apatía. Con todo, varía mucho de la persona, de su genética o predisposición individual», que juegan un papel importante en el desarrollo de enfermedades psiquiátricas.

El tabaco, como ha recordado el ministro de Salud de Estados Unidos en el informe actualizado sobre tabaquismo que analiza los cambios de los últimos 50 años, es el responsable de una multitud de dolencias, como 13 tipos diferentes de cáncer o más de una veintena de enfermedades asociadas. Los perjuicios del cannabis se centran, sobre todo, en trastornos mentales, como indica un estudio realizado por el profesor José Ramón Fernández, de la Universidad de Oviedo, y que enumera una lista de nueve problemas psicológicos y psiquiátricos que puede producir la «maría». Además de la ya citada esquizofrenia, los trastornos bipolares, afectivos y de personalidad también tienen relación con el consumo crónico.

A pesar de todo, los estudios acerca de los efectos tanto de la marihuana como del tabaco se multiplican y cada uno aplica un nuevo enfoque. «Journal of the American Medical Association» dedicó un artículo en 2012 a esta cuestión y en el estudio que presentaba afirmaba que fumar marihuana ocasionalmente es menos dañino que aspirar nicotina. Sin embargo, aunque pueda parecer menos nocivo, como sostiene Pascual, otro de los problemas de optar por los porros es que, «por el contexto social en el que se consume, puede convertirse en una puerta de entrada a otras drogas como la cocaína».

El detalle

CÓMO LA MARIHUANA DEBILITA EL CUERPO HUMANO

Aunque los principios activos del cannabis pueden tener efectos terapéuticos si éste se administra en dosis adecuadas, su abuso, al igual que el exceso en el consumo de otras drogas, tiene efectos nocivos para el sistema nervioso central. En altas dosis, la marihuana es capaz de producir alucinaciones similares a las que provocan otras drogas consideradas como «más duras», como las setas alucinógenas, el LSD o algunas anfetaminas de diseño. Tras el abuso crónico de sustancias canábicas, no se puede descartar la aparición de efectos psiquiátricos, así como un aumento creciente en el grado de adicción a ellas. En esta misma línea, un consumo excesivo de cannabis «puede producir, desencadenar o agravar problemas de alejamiento de la convivencia social», aseguran experto del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses que insisten en que «la finalidad del abuso de la marihuana son sus pretendidos efectos sobre el sistema nervioso central».