Salud

Unas 4 millones de mujeres españolas padecen atrofia vaginal

Unas cuatro millones de mujeres españolas padecen atrofia vaginal, pero sólo el 25 por ciento consulta a su médico sobre este problema que afecta "seriamente"a su calidad de vida y, especialmente, a sus relaciones sexuales. Así lo han asegurado este jueves el presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), Rafael Sánchez Borrego, y el presidente electo de dicha organización, Plácido Llaneza, con motivo de la publicación de la "MenoGuía Salud Vaginal", elaborada con la colaboración de Teva Woman Health.

La atrofia vaginal es la consecuencia de la disminución de estrógenos circulantes, que se produce durante la menopausia y que está asociada con la aparición de síntomas vaginales como, por ejemplo, sequedad, dolor en el coito y sangrado postcoital. De hecho, tal y como ha comentado Llaneza, más del 50 por ciento de las mujeres menopáusicas padecen alguna molestia relacionada con la atrofia vaginal, pudiendo llegar a afectar a su sexualidad en más del 42 por ciento. Pero no sólo afecta a las relaciones íntimas de las pacientes, sino que, también, puede llegar a perjudicar la calidad del sueño.

A pesar de todos estos inconvenientes, los expertos han advertido de que ni los profesionales sanitarios ni las propias mujeres los tienen en cuenta, ya que los médicos en las consultas "no suelen preguntar"sobre este trastorno porque no provoca ninguna enfermedad, ni tampoco las mujeres porque piensan que esos problemas son propios de la edad. "Todo esto hace que sólo una de cada cuatro mujeres se lo comenten a sus especialistas, cuando no es un problema normal de la edad y debe ser abordado de una forma enérgica, debido a que perjudica su calidad de vida de una forma importante", ha apostillado Sánchez Borrego.

Por ello, el especialista ha informado de que se ha elaborado la "MenoGuía"con el objetivo de concienciar a los profesionales de la importancia que tiene que en las consultas pregunten a las mujeres si tienen sequedad vaginal y dolor en las relaciones sexuales, y, al mismo tiempo, a las mujeres para que comenten estos problemas a sus médicos. En este sentido, el manual recoge las definiciones del ecosistema vaginal y la dependencia hormonal de la vagina, las claves en el diagnóstico y los distintos tratamientos existentes para la atrofia vaginal, incluyendo aquellos casos en los que la mujer presenta un cáncer hormonodependiente. "Esta es la primera vez que una sociedad científica ha definido lo que es la salud vaginal", ha recalcado el presidente de la AEEM.

Por otra parte, los especialistas han explicado las diferentes terapias que existen para tratar este problema, destacando en primera línea los tratamientos con estrógenos locales, los cuales normalizan el pH ácido, aumentan la respuesta lubrificadora y disminuyen la sequedad vaginal, contribuyendo a una mejora de la respuesta sexual. "La dosis y duración del tratamiento necesario para mejorar los síntomas varían según las pacientes y deben ser individualizadas según el grado de sintomatología, teniendo en cuenta que puede necesitarse algún tiempo en alcanzar el máximo beneficio", ha apostillado Sánchez Borrego.

Ahora bien, ha recordado que la "mejor forma"de hidratación vaginal son las relaciones sexuales, por lo que ha destacado la necesidad de que estas mujeres, a pesar de que tengan dolores, intenten mantener una sexualidad "regular, constante y gratificante". Dicho esto, el especialista ha avisado de que las terapias naturales favorecen la hidratación a nivel superficial, pero no ayudan a solventar este problema "crónico". Por el contrario, sí ha recomendado los dilatadores vaginales porque ayudan a mejorar la función vaginal.

A raíz de todos estos datos, los especialistas han insistido en la importancia que tiene que las mujeres y los profesionales sanitarios lean la "MenoGuía"donde, entre otros aspectos ya mencionados, se plasma una serie de consejos para conservar el flujo vaginal. Entre ellos, destaca la necesidad de usar el preservativo para evitar contraer o diseminar infecciones de transmisión sexual, mantener la zona genital limpia y seca, no realizar duchas vaginales, tomar probióticos cuando se estén tomando antibióticos para evitar candidiasis vaginal, evitar el uso de productos de higiene íntima perfumados en el área genital, usar ropa de interior de algodón, y no usar pantalones extremadamente apretados.