Prisión Permanente Revisable
Sin cura posible
Expertos aseguran que en casos como el de Vidal no «hay recuperación ni reinserción»
Expertos aseguran que en casos como el de Vidal no «hay recuperación ni reinserción».
Como el asesino en serie, el ludópata o el cleptómano que no ceja en su empeño por apropiarse de lo que no es suyo. Así es el perfil de un agresor sexual reincidente. «Hablamos de un depredador, de un psicópata serial», afirma a LA RAZÓN, Ricardo Magaz, profesor de fenomenología criminal. En el caso de Félix Vidal, asegura, «no hay recuperación ni reinserción».
Su perfil demuestra una pulsión sexual incontrolable, lo que lleva a los expertos a pensar que carece de empatía y de carga de conciencia. «Es algo que está dentro de su cabeza», explica a este diario José Cabrera, psiquiatra forense. «Los agresores sexuales reinciden porque tienen una impulsividad anómala. Poseen la necesidad de satisfacerse a toda costa y la van a perseguir aunque cumplan una pena».
Son sujetos que no poseen control sobre sí mismos y que, por mucho que lo intenten, no podrán dominarse. «No estamos hablando de un agresor sexual de una noche, sino de sujetos con un trastorno. Eso no se cura porque cumplan una pena», añade Cabrera. En el caso del «violador del estilete», 32 años de cárcel no bastaron para que haya vuelto a reincidir ahora.
La privación de la libertad, reitera el experto, es insuficiente y, por eso, a un agresor sexual le acaban dando el alta porque ha cumplido su pena y no porque esté recuperado. «De hecho, son presos modelo», añade Magaz. Muchos de los casos de la doctrina Parot, al salir, hicieron cursos para rehabilitarse e incorporarse a la sociedad. Sin embargo, en el de Vidal «es evidente que no» ha sido posible.
Cuando sale, el sujeto sigue siendo peligroso. Aún así, no existe una ley que regule ese riesgo. Por lo tanto, añade Cabrera, «sabemos que un sujeto así va a reincidir. Se considera que, cumplida la pena, ha cumplido también con la sociedad».
Entonces, ¿un agresor sexual no puede reinsertarse? «Sólo si el agresor sexual es esporádico». En cambio, los que son de tipo reincidente «son difícilmente reinsertables porque llevan dentro una libido anómala que van a seguir teniendo el resto de su vida». Aunque no existe un perfil único de agresor, Magaz aventura que hablamos de un «merodeador» que se desplaza por una zona, escoge a su víctima, la estudia, le sigue y aprovecha la oportunidad del momento. «Actúan siempre fuera de su zona de confort».
La solución, entonces, pasaría por una serie de alternativas que todavía no se contemplan en nuestro Código Penal. «Debería existir una medida accesoria a la pena privativa de libertad, como un seguimiento psiquiátrico y farmacológico porque, si no, volverían a reincidir», vaticina Cabrera. «Sólo mediante un tratamiento químico podrían llegar a “curarse”. Pero este es un tema realmente complejo, no todos los psiquiatras están de acuerdo ».
El problema también es legal. «No se permite que el ex presidiario lleve una pulsera electrónica u otro tipo de seguimiento porque son medidas coercitivas de su libertad». Por eso, Magaz aboga por la prisión permanente revisable. «Ésta tiene unos supuestos, entre los que el de Vidal no entra. Pero debemos replantearnos si debemos dejar a un lobo depredador entre un rebaño de ovejas porque ha cumplido una pena concreta».
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