Informática
Electrónica plástica: las pantallas se vuelven flexibles
Una nueva generación de productos se acerca al mercado: pantallas enrollables, con más autonomía energética y fabricadas a partir de elementos orgánicos. Gracias a la creación de polímeros químicos, el vidrio y el silicio desaparecen de los dispositivos móviles
Flexibles, ligeros y robustos. Una nueva revolución llegará el año que viene de la mano de nuevos dispositivos electrónicos: laminas de plástico, tan finas como el papel, con las mismas prestaciones que puede ofrecer un teléfono y con la docilidad propia de la plastilina. Pueden colocarse en la muñeca, o en la pared, pueden ejercer de pantalla de televisión y enrollarse para guardarla en la maleta de viaje. Sus aplicaciones no se quedan tan sólo en el campo del ocio y el entretenimiento, también tienen utilidad en medicina, por ejemplo.
Una de las empresas responsables de este nuevo desarrollo tecnológico nació en los laboratorios de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y se convirtió en una «spin off» de esta institución, hace ya doce años. Como explica Rachel Lichten, directora de Plastic Logic, «la electrónica de plástico elimina los límites de la rigidez a los que se sometían los dispositivos hasta ahora. Nuestros productos están fabricados a partir de una serie de moléculas que forman polímeros químicos que permiten que una serie de semiconductores transmitan la energía necesaria para que pueda realizar diferentes funciones». Estas características le proporcionan una gran versatilidad ya que puede tener las mismas propiedades que un dispositivo móvil, sólo que mucho más ligero y con menos problemas para que quepa en un bolsillo o bolso.
Cambio de materiales
En este sentido, un trabajo de la Universidad de Ohio, publicado en «Applied Physics Letters», ponía de manifiesto la creación de un nuevo polímero orgánico como fuente de energía. La investigación dirigida por Paul Berger expone que resulta posible la construcción de chips de plástico de ordenador, que podrían ser utilizados en dispositivos electrónicos ligeros y flexibles. En lugar de trabajar con más de una molécula de plástico a la vez, se creó una capa gruesa de este material en la parte superior en vez de los componentes tradicionales de los chips, y se intercaló con una capa en medio de óxido de titanio. Berger apuntó entonces que «el plástico no va a sustituir al silicio por lo menos, yo no abogo por ello sin embargo creo que puede incrementar las posibilidades del silicio». Y ahora, los prototipos que maneja Plastic Logic, al igual que otras empresas, carecen por completo de silicio y vidrio. Cabe señalar, además, que otra de las ventajas de este tipo de tecnología es el ahorro energético. Como explica Lichten, «el consumo que tiene una pantalla plástica de este tipo es significativamente menor que una tradicional. Por lo que también resulta atractivo tener en cuenta esta faceta, ya que junto a su cualidad de orgánica, su impacto en el medio ambiente es mínimo».
Además, las pantallas cuentan con las características de E-Ink, la que se emplea en la mayoría de los «e-readers», pone la nota de color a las impresiones inteligentes de este nuevo dispositivo. De esta manera, además de presumir de flexible y robusta, también permite al usuario leer sin que se le canse la vista. La tecnología que contiene este tipo de sustancia le confiere un aspecto muy parecido al papel, ya que tiene la capacidad de mostrar un texto nítido y sin brillos. «Elegimos este tipo de tinta, porque queremos que los usuarios se sientan cómodos al poder leer con facilidad el contenido de nuestros dispositivos», subraya Rachel Lichten, directora de Plastic Logic.
La compañía, que tiene patentado el sistema, busca socios que participen en el desarrollo de dispositivos en los que puedan tener cabida estas pantallas. «Puede usarse para monitorizar pacientes a través de una forma de pulsera, en las ''smart cards'', en los salpicaderos de los coches, entre muchas opciones que barajamos», apunta Lichten. Mientras tanto, como publica la revista «Nature», la competencia de grandes empresas como la multinacional coreana es dura. Éstas tienen en sus laboratorios de desarrollo proyectos en los que unen sus conocimientos a las bondades de esta nueva tecnología, de forma que una integración de ambos podría dar lugar a originales equipos, en los que la línea recta sería cosa del pasado.
Competencia
En concreto, en marzo de 2012, LG puso en marcha un sistema flexible de papel electrónico en diferentes productos con una placa posterior hecha de transistores de película delgada sobre la base de materiales inorgánicos semiconductores. El dispositivo de LG no es enrollable o tan flexible como la propuesta orgánica, de Plastic Logic, que utiliza objetos no metálicos y transistores orgánicos en un plano posterior. Pero, dada la fuerza que pueden ejercer en el mercado las compañías grandes, si alguien puede desarrollar a un precio razonable un «e-reader» son ellas, frente a la poca influencia de pymes como Plastic Logic. Si a ello se le suma que hay otras propuestas como las de Polymer Vision y Printed Electronic, que ofrecen productos con características similares, se consolida un sector tecnológico.
Basado en la tecnología de electrónica de plástico, Plastic Logic ha apostado por la producción en masa de pantallas flexibles de plástico electroforéticos (en su planta de Dresde, Alemania): la primera fábrica comercial de electrónica orgánica. Las principales aplicaciones estratégicas de visualización han alcanzado los objetivos marcados: la producción completa de pantallas resistentes con alta longevidad (más de cinco años de vida, incluyendo 10 millones de actualizaciones en la página), con rendimientos comparables a los de la industria de LCD de gran volumen, con una resolución, 150 píxeles por punto en monocromo y 112 dpi (puntos por pulgada) en modo cromático, contando, además, con la demostración de ilustraciones animadas.
Otras tecnologías
En 2011, aterrizó en el mercado una revolucionaria tinta electrónica «inteligente». Gracias a la tecnología de la empresa Ynvisible, se puede agregar un valor diferenciador a contenidos en papel, a un bajo coste económico. Se trataría de una sustancia especial que reacciona cuando se interactúa con ella al tacto. Logos, textos, ilustraciones... que aparecen y se desvanecen, si el usuario no las toca. Un reclamo para las agencias de publicidad que cuentan con una nueva forma interactiva en revistas, en embalajes y en las pantallas de punto de venta, entre otros.
En el futuro, las opciones se amplían hacia sectores muy diversos: paquetes inteligentes que proporcionan información interactiva con respecto a las fechas de caducidad o la descripción de contenidos; periódicos, folletos, libros o cualquier superficie de papel con animaciones; e, incluso, mobiliario inteligente que podría mostrar información sobre diferentes superficies.
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