Ciencias humanas
Un lodazal ético
Por primera vez se ha aplicado en seres humanos la técnica que se venía realizando desde hace mucho tiempo en animales. Se han clonado monos, perros, ovejas, pero ahora se ha conseguido clonar tejido embrionario humano. Lo que se pretende con este descubrimiento es conseguir células madre pluripotentes o células madre que pueden ser capaces de especializarse en casi cualquier tipo de célula, por ejemplo cardiacas para reparar un corazón infartado o pancreáticas para que generen insulina en el páncreas de un diabético.
Sin embargo, esta posibilidad ya está en nuestras manos por otras técnicas que plantean menos problemas éticos. Una de ellas es la reprogramación celular en la que células adultas vuelven a su estado primigenio, sin necesidad de generar embriones humanos. Porque el gran reto y el gran problema que plantea la técnica que conocimos ayer desde Oregón es que para crear estas células madre pluripotentes hay que fabricar uno o muchos embriones humanos para después destruirlos. Los científicos y los ciudadanos que pensamos que eso no es éticamente irresponsable no estamos dispuestos a aceptar.
Éste es un paso en el camino hacia la clonación humana, pero aún estamos lejos. El objetivo de esta investigación en concreto no es clonar seres humanos, sino conseguir esas células para terapia, por eso se llama clonación terapéutica. Para llegar a la clonación humana, es necesario que ese embrión madure lo suficiente para ser implantado en el útero de una mujer y que logre desarrollarse hasta nacer sano. Pero para conseguirlo, queda muchísimo por delante. No obstante, no creo que esto se logre nunca, porque hay muchos retos tecnológicos y éticos que lo impedirán.
El principal reparo es la fabricación de embriones humanos, son proyectos de personas que hay que matar en el camino para conseguir esas células madre. Muchos expertos consideran que ese embrión ya es un objeto de dignidad humana y por tanto con derechos. Incluso esas técnicas obligan a retrasar la maduración del embrión para que vaya más lenta y no se desarrolle demasiado ese tejido que está vivo.
Otra barrera que está entre la ética y la técnica es que los científicos no sólo deben tener unas pautas éticas en su comportamiento, sino que deben buscar la mayor eficacia de sus técnicas. Con la técnica de Oregon se pretende curar con células madre, pero ya existen otras posibilidades como el uso de células reprogramadas que son más eficaces y que han llegado a fases clínicas más avanzadas. Por tanto, ya no sería necesario la clonación embrionaria. Entonces, ¿para qué tenemos que nadar en este lodazal ético de la clonación terapéutica?
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