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Un pueblo diseñado para los ancianos con demencia senil

Una paciente es ayudada por una de las enfermeras, que llevan ropa de calle para dar naturalidad a la convivencia
Una paciente es ayudada por una de las enfermeras, que llevan ropa de calle para dar naturalidad a la convivencialarazon

Uno de los problemas asociados a la vejez y al que más miedo tienen las personas mayores es al alzheimer. Por ello, las autoridades holandesas han convertido un pueblo de los años 50 en una ciudad para estos pacientes. El complejo, llamado Hegeweyk y situado en Weesp, cerca de la capital holandesa, tiene 152 residentes, distribuidos en 23 casas, que son vigiladas las 24 horas por doctores, enfermeras y especialistas, al más puro estilo de "El show de Truman".

Todas las casas cuentan con asistencia de enfermeras, cocineras y asesoras de hogar, y están diferenciadas según estilos de vida: hay casas para los más adinerados, para cristianos o para los artistas. Hay opciones también para aquellos que les gusta estar tranquilos y sentirse en casa, o para aquellos más activos y urbanos. Los residentes pueden ir a hacer la compra al supermercado, lo que aumenta su autonomía y la sensación de independencia. Las calles y los parques están diseñados para que ellos puedan caminar sin complicaciones y, tal como cualquier otro pueblo, Hogeweyk ofrece opciones interesantes como un restaurante, un bar y un cine.

Los doctores y enfermeras a cargo se esfuerzan para conseguir que esta experiencia sea asimile lo más posible a las anteriores vidas de los residentes. Hacen las compras y pueden cocinar por su cuenta (aunque claro, siempre con supervisión). Las enfermeras usan ropa normal, no delantales ni uniformes clínicos, y tienen un trato amable y cálido con los ancianos. Cada estilo de cada funciona de manera diferente, pero el criterio es el mismo: lograr que los residentes se sientan seguros y confiados. Cada uno de ellos tiene su propia habitación (sin seguro, por precaución), y pueden reunirse con los otros residentes en la cocina, el comedor o la salita de estar. La idea es que se relacionen entre ellos como en el mundo real.

Con el fin de mantener esta “falsa realidad”, el personal no corrige a los residentes cuando comienzan a hablar de sus confusos recuerdos y antecedentes. Al mismo tiempo, no engañan a los pacientes si estos preguntan directamente dónde están. Debido a la naturaleza de la enfermedad de Alzheimer y la demencia, las víctimas recuerdan el pasado de manera distante, y muchas veces las respuestas son olvidadas rápidamente.

Los trabajadores del complejo explican que después de unas semanas, los residentes mejoran de manera espectacular, requieren menos medicación y se vuelven más tranquilos.