Caso Marta del Castillo

Un test neuronal, última baza para dar con Marta

La Policía quiere analizar la actividad del cerebro de Carcaño a través de un medidor electroencefalográfico con el fin de localizar su cuerpo

El asesino confeso de Marta del Castillo, Miguel Carcaño
El asesino confeso de Marta del Castillo, Miguel Carcañolarazon

Esta técnica, pionera en España, ya fue aplicada al presunto asesino de una mujer desaparecida en Ricla (Zaragoza)

El Guadalquivir, el vertedero de Alcalá, La Rinconada, La Majaloba... Además de la frustración y tristeza de la familia, los cinco años transcurridos desde el asesinato y desaparición de Marta del Castillo son también la crónica de una búsqueda infructuosa por parte de las autoridades. La Policía no se fía ya de las innumerables y contradictorias versiones que su asesino, Miguel Carcaño, condenado a 21 años de cárcel, ha ofrecido sobre el paradero del cuerpo. Sin embargo, es lo único que los agentes tienen. O que tenían. Porque los avances científicos han abierto una nueva puerta. La Policía Nacional ha solicitado al Juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla el traslado del condenado al Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. ¿El motivo? Someterlo a un test neurológico conocido como el «test de la verdad» a través de un aparato de electroencefalografía, informa Ep. Y es que, si bien Carcaño puede seguir mintiendo, su cerebro es el único que conoce la verdad. Y más concretamente, sus recuerdos.

Esta prueba recibe el nombre técnico de P300 y, tras su utilización en EE UU, Japón y otros países europeos, sólo se encuentra en España en el servicio de neurofisiología clínica del hospital zaragozano. Tras colocarle a Carcaño un casco repleto de cables y sensores transdémicos, los expertos enseñarán al condenado varias imágenes de los posibles lugares donde pudo enterrar el cadáver de Marta. Unas imágenes sólo reconocibles por la persona que cometió el crimen. De reconocer estos lugares, el cerebro mandaría, en forma de onda, una señal registrada por el programa 300 milisegundos –de ahí el nombre de P300– después de ver la fotografía. Dicho de otra forma: las ondas cerebrales de Carcaño pueden albergar la información que tanto la familia como las autoridades anhelan desde hace ya un lustro. No hay que confundirlo con el popular «detector de mentiras»: Carcaño no tendrá que contestar pregunta alguna y, si bien ha podido mentir hasta ahora, difícilmente su cerebro será capaz de «mentir» a la máquina.

Con todo, de momento sólo estamos ante una petición realizada por la Policía Nacional al juzgado sevillano, en la que han reseñado que la aplicación de esta prueba no supondría la violación de ningún derecho personal de Carcaño, sino comprobar si alberga recuerdos sobre los lugares en los que pudo esconder el cadáver. Y es que se trata de una prueba no exenta de problemas legales. Y es que el artículo 24.2 de la Constitución Española, sobre los derechos fundamentales y las libertades públicas, recoge, entre otras cosas, el derecho de los detenidos a no declarar en contra de sí mismos. Ahora bien: la información recogida en un encefalograma, ¿es una declaración o una prueba pericial? La cuestión es tan novedosa y compleja que todavía sigue abierta.

Fiabilidad

Lo cierto es que los agentes no deberían tener problemas a la hora de obtener la autorización judicial. De hecho, no sería la primera vez que se aplica la prueba del P300. El pasado mes de diciembre se le aplicó a Antonio Losilla, acusado de la desaparición y asesinato de su esposa, Pilar Cebrián. El magistrado del Juzgado de Violencia de Género número 2 de Zaragoza no tuvo problemas a la hora de autorizar la petición de la Policía.

El periodista, escritor y director del Departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), Paco Pérez Abellán, cree que son muchas todavía las incógnitas abiertas en torno a la efectividad de este test. «No se han filtrado con total fidelidad los resultados de esta prueba. Porque, ¿cuál ha sido el grado de satisfacción? Creo que, al menos en el caso de Zaragoza, no se ha obtenido lo que se buscaba», opina. De hecho, considera que el «caso de Marta del Castillo» sería el primero en el que este método «se mostraría eficaz».

Pérez Abellán cree que es necesario «agradecer» la labor de la Policía por su «persistencia a la hora de buscar el cuerpo» de la joven sevillana, asesinada en 2009. Sin embargo, «una y otra vez se está tropezando en la misma piedra. Carcaño los ha engañado siempre y no van a sacar nada de él». Y es que en su opinión, en el caso subyace un problema de mayor calado. «En España no contamos ni con la preparación suficiente ni con la dotación necesaria de medios en la búsqueda de desaparecidos inquietantes», sostiene, siendo estos últimos aquellos que desaparecen en contra de su voluntad.

En todo caso, y como en tantas ocasiones anteriores, la familia se acogerá a esta nueva vía de investigación como un clavo ardiendo. «Me tiraré a los campos a buscarla con pico y pala», afirmaba ayer a LA RAZÓN el padre de Marta, Antonio del Castillo, si en algún momento las autoridades dejan de buscar a su hija. A la vista está que ni la familia ni los agentes han perdido la esperanza.