Ciencia y Tecnología
Una industria embrionaria que no acaba de despegar
El turismo espacial prometía convertirse en el gran invento del siglo XXI. Pero lo cierto es que el accidente de la nave de Virgin ha abierto un debate sobre una industria que no acaba de despegar. Las dudas que ciernen sobre su seguridad plantean muchas preguntas acerca de estos vuelos comerciales ideados, al menos de momento, exclusivamente para los bolsillos más pudientes.
Las consecuencias que tendrá el trágico suceso para un sector aún en fase embrionaria dependerán en gran medida de lo que los investigadores determinen como causas del incidente. Aunque los expertos consultados por el reputado «Wall Street Journal» comparaban ayer el mortal episodio con la desintegración del transbordador espacial Columbia, en el que murieron los siete miembros de la tripulación en 2003.
El mismísimo Richard Branson, dueño de Virgin Galactic, aseguró que obviamente no «se va a seguir adelante a ciegas». Pero, a pesar de todo, se mostró convencido de que algún día cumpliría su sueño y reiteró que su programa seguirá adelante. La compañía quería tener sus primeros turistas espaciales a principios del año que viene. Alrededor de 800 personas ya han pagado o entregado depósitos para el viaje, que cuesta 200.047 euros. Sin embargo, los últimos acontecimientos han obligado a posponer los planes, una vez más. Eso sí, el magnate recalcó ayer que «el tanque de combustible y el motor estaban intactos», lo que significa que no hubo explosión, «pese a todos los autoproclamados expertos afirmando que ésa fue la causa», sentenció. En cualquier caso, XCOR Aerospace Inc, la empresa rival, se apresuró a poner de relieve las diferencias técnicas que existen entre las naves de las dos compañías. En un comunicado, la americana explicó que está desarrollando un cohete más pequeño y menos caro para los viajeros espaciales, que despega de una pista de aterrizaje y utiliza diferentes combustibles. «En comparción con otras tecnologías, el mismo motor se puede utilizar de forma fiable una y otra vez», señala el texto.
Mientras que los analistas predicen las dificultades que habrá a partir de ahora para obtener financiación, los propios trabajadores del sector reconocen los problemas a los que se enfrentan para restaurar la confianza del público. «Es obvio que estamos en una fase muy peligrosa», aseguró al rotativo Howard McCurdy, experto en historia espacial y profesor en la Universidad Americana. «El lanzamiento de cohetes y naves siempre es un negocio muy arriesgado y ninguna cantidad de pruebas en tierra puede duplicar los esfuerzos aerodinámicos y otras condiciones de un vuelo espacial real», añadió. El académico asegura que las compañías estarán obligadas a retrasar sus servicios por más tiempo del que se creía en un primer momento y cuando realmente comiencen los viajes «probablemente será lo más parecido a las primeras fases de la escalada». «Habrá tal cantidad de peligros que sólo los más valiente se atreverán a empezar», señala.
Con todo, los defensores del turismo espacial sostienen que los accidentes, desafortunadamente, siempre han estado ligados al proceso de perfeccionamiento de los sistemas. Ponen como ejemplo a Space Exploration Technologies Corporation, la empresa espacial de más éxito, por la que se llegó a temer por su supervivencia tras los tres fallos de lanzamiento antes de que el nuevo diseño de cohetes Falcon demostrara luego su fiabilidad.
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