¿Una jornada saludable?

l Si el Congreso de los Diputados aprueba racionalizar los horarios laborales, ¿sería positivo para nuestro ritmo circadiano adoptar el modelo anglosajón?

–Debido a que por motivos laborales me desplazo con asiduidad a EE UU, puedo comparar la jornada que se aplica allí y en España. Habría que buscar un equilibrio ya que trabajar desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde tiene ventajas e inconvenientes. Se dispondría de más tiempo libre pero la comida dejaría de ser importante y sería menos calórica con lo que cenaríamos más. Esto es lo que sucede en EE UU, que apenas dedican media hora a la comida. Para presentar un ritmo circadiano saludable, deberíamos desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo. Sin embargo, es difícil realizar una comida adecuada en el entorno de trabajo. Una ventaja es que si finalmente se pusiese en marcha esta jornada, cenaríamos antes y nos acostaríamos antes. Sin embargo, aún con este horario implantado, dudo de que los españoles se fuesen a dormir antes, ya que tendemos a ser vespertinos. Estos cambios serían más acuciados en las ciudades pequeñas en la que la gente va a sus casas a comer.

l ¿Es difícil respetar la dieta mediterránea con el horario anglosajón?

–La dieta mediterránea conlleva un tiempo y un espacio adecuado ya que implica comer plato de cuchara y esto es difícil delante de un ordenador. Además de que no se come sólo un plato, sino también una ensalada y un postre. Es complicado seguir la dieta si sólo se dispone de media hora para comer.

l En países como Reino Unido, donde disponen de 45 minutos para comer, ¿es suficiente?

–Al menos hay que dedicar una hora. En países con horarios similares al anglosajón, comen un sándwich y pican a lo largo de las ocho horas laborales. Además, si se dispone de 20 minutos para poder descansar y dormir la siesta después de comer, mejoraríamos nuestros ritmos circadianos.

Catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia