Aviación
Uno de cada seis españoles ha tenido un encuentro sexual durante un vuelo
El buscador Jetcost ha elaborado una encuesta entre los usuarios de los aviones y ha obtenido respuestas sorprendentes. Así, uno de cada seis españoles confiesa haber mantenido relaciones sexuales durante el vuelo. El lugar elegido para estos encuentros fue el baño de la aeronave (11 por ciento), aunque un 6% afirmó haber mantenido relaciones en el propio asiento del avión. El motivo esgrimido, más que la propia excitación, es la emoción de no ser pillado.
Al profundizar un poco en la encuesta, a todos aquellos que admitieron haber tenido un encuentro íntimo en sus asientos se les preguntó si les habían pillado. Casi la mitad de los encuestados (el 48%), declaró que no, mientras que un 29% dijo que no estaban seguros y un 23% fueron descubiertos por otro pasajero o por un tripulante de cabina.
Las respuestas más comunes al preguntar sobre las causas por las que tuvieron un encuentro sexual en sus asientos fueron la emoción de ser pillados; que no había nadie en los asientos de al lado que pudiera descubrirlos; que siempre había sido su fantasía; otros se inspiraron en la literatura, en obras como en “50 sombras de Grey”; o porque directamente habían bebido mucho.
Para no ser descubiertos, se taparon con abrigos (42%), mantas (38%) y equipaje de mano (15%).
En cuanto a nacionalidades, los españoles no son muy fogosos, siendo los franceses, italianos y británicos mucho más impulsivos. Por nacionalidades, los resultados indican que el 24 de los franceses lo habían probado, seguidos por italianos y británicos, con un 18 y un 11% respectivamente. Mientras que los alemanes son los más conservadores de Europa, con un 4%.
Antoine Michelat, co-fundador de www.jetcost.es indicó que “aunque mucho se ha escrito sobre encuentros sexuales en los aviones y siempre ha sido una de las grandes fantasías de los pasajeros, una cosa es tener un encuentro sexual con tu pareja en el baño del avión lejos de los ojos de otros pasajeros y otra completamente diferente es hacerlo en sus propios asientos. Ahí, están rodeados por otros pasajeros, familias con hijos o personas de diferente opción moral o religiosa. Creo que hay un tiempo y un lugar para todo en la vida y una cabina pública de un avión no creo que sea el mejor sitio”.
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