Opinión

Verdaderas feministas

Se han marchado dos mujeres tan poderosas como María Teresa Campos y María Jiménez

Marta Robles
Marta RoblesDIPUTACIÓN DE MÁLAGADIPUTACIÓN DE MÁLAGA

Ahora que se han marchado dos mujeres tan poderosas como María Teresa Campos y María Jiménez (amigas entre ellas y con esa complicidad de las mejores, que no compiten), después de que los años, la enfermedad o el propio destino hayan marcado su final, más allá del merecido homenaje conviene recordar algo importante y tenerlo en cuenta: ambas estuvieron toda su vida (incluyendo tiempos muy difíciles) luchando por los derechos de las mujeres. Sintieron en sus propias carnes el ninguneo, el machismo y hasta el maltrato, en una sociedad que tardó mucho en establecer una imprescindible ley integral contra la violencia de género (y que aún hoy es insuficiente y ni tan justa ni tan efectiva como debería ser), tuvieron que demostrar a lo largo de su existencia completa lo que valían, siendo excepcionales; acusaron la desigualdad en el amor y el desamor; y comprobaron que hasta los días de las más privilegiadas transcurren entre picos y valles. Pero ellas y tantas mujeres como ellas, desde su ejemplo, desde el atrevimiento, desde la prueba y el error y desde la solidaridad femenina de creer que ese poder suyo debía extenderse a todas, se convirtieron en referentes de una sociedad que quería caminar hacia la igualdad, pero tantas veces no podía evitar mirar al pasado. A día de hoy, cuando la aún ministra en funciones de Igualdad y tantas de sus acólitas continúan actuando como si ellas hubieran descubierto el feminismo, conviene que sepan que antes de que nacieran ha habido muchas María Teresas y Marías, gracias a las que hemos llegado hasta aquí. Y que ellas no miraban la ideología de nadie para acogerlas en el seno de la igualdad. Por eso eran verdaderas feministas.