Eutanasia

Vivir dignamente: “No hay que rendirse ni pensar en el pasado”

Emiliano sufre una lesión medular tras una caída con la bici. «El año que le pasó el accidente se había apuntado con su hijo a la maratón de Nueva York», explica su mujer Teresa, que lleva desde 2010 cuidando de su marido.

Teresa, orgullosa de prestarle a su marido los cuidados necesarios, se pregunta ¿quién ayuda al cuidador? / Foto: Luis Díaz
Teresa, orgullosa de prestarle a su marido los cuidados necesarios, se pregunta ¿quién ayuda al cuidador? / Foto: Luis Díazlarazon

Emiliano sufre una lesión medular tras una caída con la bici. «El año que le pasó el accidente se había apuntado con su hijo a la maratón de Nueva York», explica su mujer Teresa, que lleva desde 2010 cuidando de su marido.

Emiliano tiene grabado el día del accidente que le dejó postrado a una silla. A él lo que le gustaba era correr, «salía todos los días una hora», pero su médico le planteó que por qué no probaba mejor a coger la bici. «El año pasado...». «No, piensa bien cuándo te ocurrió», le corrige con cariño su mujer, Teresa del Teso. «Sí, han pasado ya varios años». El 10 de abril de 2010 marcó un antes y un después en sus vidas. «Iba en la bici cuando por el lado izquierdo salieron unos perros, se acercaron tanto que me puse nervioso y me caí». «Metros detrás –apunta su mujer– iba su ángel de la guarda: un médico de la Unidad de Politraumatismo del Clínico San Carlos. Le dio los primeros auxilios, si no llega a ser por él...». «Emiliano sufre una lesión medular grave», apuntan desde la Fundación del Lesionado Medular y Aspaym. Aunque tuvo suerte: «Ha sufrido una lesión en la C4 y C5, una vértebra muy alta en el cuello. Menos mal que la lesión en esa zona no es completa, porque si no necesitaría respiración asistida», precisa Teresa. A las 48 horas de llegar inconsciente al 12 de Octubre, fue derivado en UVI al Hospital de Parapléjicos de Toledo. «Estuvimos un año. Es impresionante. Todo está adaptado, aprendes mucho, también de los ''cursos'' de pasillo. Parece que allí no hay obstáculos, pero cuando le dieron el alta tocó enfrentarse a la vida. Cuando te llega un golpe de estos cuesta aceptarlo. También me ayudaron psicológicamente».

No es fácil adaptarse a una discapacidad repentina. «Era consciente de que no se iba a recuperar, pero te pones una venda en los ojos. Lo más difícil es aceptar la situación. Cuando lo haces, cuando acepté que mi marido sufre una discapacidad del 75%, el golpe, por así decirlo, se suavizó. No hay que rendirse ni pensar en el pasado». Aunque resulta muy difícil. Emiliano echa de menos formar a sus doctorandos: «No puedo hacer la actividad que hacía», dice este ex catedrático en Física de la Atmósfera de la UCM. «Date cuenta –apunta Teresa, también ex profesora de Física–, que él a los 68 años estaba en activo» tanto en el campo profesional como en el deportivo. «¡Si el año que le pasó lo del accidente se había apuntado con su hijo a la maratón de Nueva York!». Teresa, por su parte, echa de menos su libertad de movimientos. «Ya no hacemos planes ni a medio ni a corto plazo, sólo existe el presente». Su día a día consiste en ir a rehabilitación. «Los lunes, miércoles y viernes vamos al centro de Aspaym. Me he comprado un coche adaptado porque antes ir y volver a Vallecas nos costaba 50 euros. Le espero mientras él asiste a rehabilitación y a talleres. A la 13:30 le sentamos aquí (en el salón) Naya –la mujer que les ayuda– y yo, ve la tele, duerme la siesta... Los martes y jueves viene una hora a casa un fisioterapeuta. El peor día es el domingo, pero vienen mis hijos a ayudarnos», porque aunque Teresa es pura energía, y parece mentira que tenga 73 años, hay que tener mucha fuerza para poder mover a Emiliano, de 77.

Estos días «he apagado la televisión. Parece que no había otra noticia que dar que el suicidio asistido, lo están aprovechando en clave electoralista». Cada caso, cada familia, es distinta. Le preguntamos si alguna vez han hablado de la eutanasia: «No, nunca, mi formación moral, religiosa o ética no va en esa dirección. No sé si mi marido lo ha pensado pero nunca me ha dicho nada sobre eso. Me gustaría decir que respeto la decisión de la otra familia, pero también pido que –la sociedad– respete la mía, que no me tilden de izquierdas ni de derechas y pediría a los políticos que pongan las medidas necesarias, económicas y no económicas, que necesitan las familias para tratar de evitar que se tenga que llegar a esta situación». En su caso sí reciben ayudas por la Ley de Dependencia. «En el hospital de Toledo me dijeron que solicitara esa prestación, pero en un principio no la pedí porque hay otras familias que están peor económicamente. Después, una vez en Madrid, la trabajadora social me insistió en que la aceptara porque teníamos derecho». No fue una ayuda instantánea: «Tardaron dos años en venir para hacer una valoración de su estado. Y será por coincidencias, pero no me llamaron hasta que un día vino el consejero de Familia a Aspaym y aproveché para decírselo. Qué casualidad, me llamaron al día siguiente. Fue entonces cuando le concedieron 60 horas al mes de asistencia: 290 euros al mes y teleasistencia».

Aunque últimamente Emiliano no está muy animado, Teresa nos explica que en el centro de Vallecas va a talleres de radio, para dar la predicción, su pasión: «Va a seguir lloviendo, eso es bueno. Se necesita». Lo que sí hace es comer él solo. Nos hemos inventado una especie de rulo blando y le ponemos el tenedor o la cuchara, hay que darle todo troceado pero puede comer él solo», dice animada Teresa. También salen de paseo por los alrededores de su casa, aprovechando que ahí no hay muchas barreras.