Videojuegos

E3: locura por los videojuegos a 250 dólares la entrada

La feria de Los Ángeles, abierta por primera vez al público, constata la pujanza de este sector

Visitantes japoneses se hacen una foto en uno de los stands de la E3
Visitantes japoneses se hacen una foto en uno de los stands de la E3larazon

La pasión por el mundo de los videojuegos y el gran negocio que rodea a esta industria tecnológica se citan estos días en la E3, la feria más importante de este sector en todo el mundo y que durante tres días acogerá a más de 60.000 personas en el Centro de Convenciones de Los Ángeles.

El alcalde de la ciudad californiana, Eric Garcetti, fue el encargado de inaugurar la feria en la tarde del martes, madrugada en España, y, enfrascado en la candidatura de Los Ángeles para ser ciudad olímpica en 2024, no dudó en comparar la E3 con albergar los Juegos Olímpicos «cada año».

«Los Ángeles no es sólo la capital mundial del entretenimiento. También somos la capital mundial del entretenimiento electrónico y no hay ningún lugar en la Tierra que se acerque. Es un lugar lógico para que los innovadores de todos el mundo se reúnan con los jugadores más entusiastas y talentosos», añadió antes de asegurar que hará todo lo posible para que la E3 se mantenga en Los Ángeles.

Cientos de aficionados y profesionales del mundo de los videojuegos hicieron cola durante horas para ser los primeros en entrar al recinto y probar codiciados objetos de deseo como «Super Mario Odyssey», «Call Of Duty WWII» o «Assassin’s Creed Origins».

El tiempo en la E3 pareció ser más relativo que en el resto del planeta ya que a numerosos fans no les importó esperar de pie hasta dos horas con tal de poder sentarse por unos instantes frente a los mandos.

«¿Dónde comienza la fila para este videojuego? ¿Cuándo empiezan las sesiones de prueba de ese otro?», eran algunas preguntas que sobrevolaban unos pasillos repletos de asistentes entre los que, de vez en cuando, se colaba algún disfraz como los de los protagonistas de los juegos «Knack II» o «Ratchet & Clank».

Además de las demostraciones de videojuegos, la E3 expone cualquier tipo de accesorio relacionado con esta industria: desde muñecos y figuras, a fundas personalizadas para consolas, pasando por cascos de realidad virtual.

Pero aunque este año por primera vez se haya abierto la feria a los aficionados con 15.000 entradas a un precio de entre 150 y 250 dólares, la E3 sigue conservando un marcado carácter profesional y de punto de encuentro para una industria que mueve mastodónticas cantidades de dinero.

Según los datos de la consultora especializada Newzoo, en 2016 el mercado de los videojuegos generó 99.600 millones de dólares en todo el mundo.

Y a pequeña escala la enorme y creciente influencia de los videojuegos se dejó sentir en Los Ángeles gracias a la E3, ya fuera con numerosos carteles y anuncios que inundaron el centro urbano o con compañías como Sony o Ubisoft escogiendo lugares emblemáticos de la ciudad como el Auditorio Shrine o el teatro Orpheum para sus conferencias previas al evento.

Más allá de la presencia de otros gigantes como Microsoft o Nintendo, la E3 también abre una ventana para pequeños desarrolladores o compañías independientes que tratan de darse a conocer y de hacerse con una porción de un pastel más que apetitoso.

Ese es el caso de Civel Games, una desarrolladora ecuatoriana que en esta E3 busca financiación para producir y comercializar su juego «The Big Journey» sobre las luchas entre los incas y los cañaris.

«La historia es sobre Nina Samay, un joven que está en su transición a hacerse hombre y hace un viaje para salvar a su familia. Pero además de ser un viaje a través de los territorios del Ecuador es un viaje espiritual: el paso de ser un niño a un hombre, algo muy común en la cosmovisión andina», explicó a Efe Andrés Montesinos, uno de los responsables de Civel Games.

Este artista conceptual que creó «The Big Journey» junto a dos amigos explicó que estar en la E3 es «increíble» y una «súper experiencia» para ellos: «Veo mucha gente con las mismas esperanzas que nosotros, buscando grandes sueños acá, y eso realmente nos motiva mucho».

También de origen latino es Gonzalo Álvarez, hijo de inmigrantes mexicanos y que con «Borders» trató de reflejar, a través de un videojuego, los peligros mortales a los que se enfrentan quienes intentan llegar a Estados Unidos cruzando la frontera.

«En ‘Borders’ empiezas de un lado y no más tienes que llegar al otro. Tienes que evitar a la ‘migra’, tienes que buscar agua para tomar», comentó Álvarez sobre un juego en el que, si tu personaje muere en el desierto, su cuerpo no desaparece sin más, sino que se acumula junto a cientos de esqueletos más de partidas fallidas para que los jugadores tomen conciencia de los dramas de la frontera.