Telefonía
Claroscuros: el juicio Apple vs. Samsung
No se trata de patentes, de copia de diseños (o no), de cifras millonarias y de daños y perjuicios. Tiene que ver con una industria que manifiesta miedo
No se trata de patentes, de copia de diseños (o no), de cifras millonarias y de daños y perjuicios. Tiene que ver con una industria que manifiesta miedo
La batalla legal comenzó hace seis años. En aquel momento, Apple denunció a Samsung por la similitud de los diseños de los smartphones de ambas compañías. En total, la cifra asciende a unos 500 millones de dólares, que es, en gran parte, la ganancia que la empresa surcoreana habría obtenido con los 11 modelos que, supuestamente, infringen las normas de patentes registradas por Apple. El resto de lo que la firma de California reclama es por copia de prestaciones vinculadas a la interfaz de la pantalla táctil, como hacer zoom acercando los dedos sobre la pantalla. El conflicto ha alcanzado tales cuotas que ha llegado directamente a la Corte Suprema de Estados Unidos, que en los próximos meses se verá en el ojo de un huracán que desconoce por completo, ya que hace más de un siglo que no lleva un caso de patentes.
Y no se trata de uno cualquiera. Apple ha protegido con patentes registradas en Estados Unidos el diseño de sus productos, algo muy diferente a las patentes sobre invenciones, dispositivos o artículos. Estas últimas tratan sobre cómo funciona y qué prestaciones tiene la propiedad registrada, mientras que las patentes sobre diseño sólo se refieren a la apariencia de un objeto. El problema es que, de acuerdo con las leyes estadounidenses, los daños por este tipo de infracción se calculan mediante una ley que fue adoptada en 1887 y modificada en 1952. La misma establece que se deben pagar todos los beneficios que se hayan obtenido al vender la «copia», de ahí las cifras tan altas. Por ello, Samsung señala que si tiene que pagar debería hacerlo sólo por una parte de las ganancias, teniendo en cuenta toda la tecnología que hay detrás del diseño de un smartphone, mientras que Apple lo interpreta al pie de la letra.
Y es entonces cuando comienza el verdadero debate. Por un lado, Jorge Contreras, profesor de Derecho y propiedad intelectual en la Universidad de Washington, asegura en un post de dicha institución que «este caso es muy inusual. Se trata de uno de los primeros en el que el diseño es importante en un juicio sobre tecnología. Los portátiles y los reproductores de DVD son todos iguales. La mayoría de los electrodomésticos son muy similares. Nunca nadie se ha preocupado por proteger los diseños, pero ahora Apple demuestra que quizás sea interesante hacerlo. Y a partir de ahora podremos ver más batallas en este campo». Quizás un signo de lo que se viene sean los aliados de cada bando en esas futuras batallas. Mientras Samsung cuenta con el apoyo de gigantes de la tecnología como Google, Facebook y Dell o HP, entre otros, los que se han unido a Apple son importantes firmas que ven vulnerados (léase falsificados) sus productos constantemente: Calvin Klein y Adidas, entre otros.
Para algunos expertos, esta batalla legal será en beneficio del público. «Un sistema de patentes más restrictivo obligará a las compañías a innovar y no a copiar –explica Matthew Siegal, experto en propiedad intelectual del estudio de abogados Stroock & Stroock & Lavan, en declaraciones a AFP–. Las diferencias entre Samsung y Apple son mínimas debido a la copia y no a la innovación. Con mayores restricciones, la próxima generación de smartphones estará basada en la innovación».
Por un lado, suena lógico, pero la realidad es que muchos avances se han producido de forma simultánea en diferentes lugares del mundo, más aún cuando tienen relación con algo tan intuitivo como una pantalla táctil, en donde prima lo más fácil para el usuario. Y hay otro elemento más. «La demanda de Apple es que su diseño es anterior y Samsung lo ha robado. Eso es todo lo que quieren que sepamos. Lo que no se dice es que probablemente no fueron los primeros en usar ese diseño», añade Contreras.
Muchos diseños son tan frecuentes no por haber sido copiados, sino porque resultan respuestas lógicas y eficaces para el uso al que están destinados. Mover los dedos por una pantalla táctil, como si se pasaran páginas en un libro, para avanzar es algo lógico, al igual que unir los dedos para acercar una imagen. Se trata de gestos ya incorporados y adaptados a la tecnología.
¿Por qué tanto empeño en proteger un diseño entonces? Para los usuarios y consumidores es tan importante (o más) el diseño como las prestaciones de un smartphone. Allí reside el éxito de Apple, que es identificable por todo el mundo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar