Ciencia y Tecnología
Los algoritmos toman el mando de internet
Determinan los amigos que sugiere Facebook, las recomendaciones que aparecen en las páginas webs e incluso los resultados de las búsquedas en Google
Determinan los amigos que sugiere Facebook, las recomendaciones que aparecen en las páginas webs e incluso los resultados de las búsquedas en Google.
Amazon y Netflix conocen las búsquedas y preferencias de sus clientes para ofrecerles los contenidos que les gustan gracias a los algoritmos, que también permiten a redes sociales como Facebook o Twitter mostrar en pantalla lo que, normalmente, interesa a sus usuarios.
Un algoritmo es un conjunto de instrucciones u operaciones sistemáticas que permiten hacer cálculos automáticos para resolver o encontrar soluciones a determinados problemas: desde la segmentación del público de un producto o servicio hasta la decisión del mejor lugar para abrir una tienda física o del perfil de usuario al que conceder un crédito.
Fernando Cabello-Astolfi, CEO de Aplazame, revela que, poco a poco, se han ido introduciendo en la vida cotidiana de la gente hasta terminar formando parte irremediablemente de ella. «Son los responsables de que Facebook nos sugiera amigos, de las predicciones meteorológicas, de las recomendaciones de libros o ropa que nos aparecen en las webs que visitamos e incluso de los resultados de las búsquedas que hacemos en Google».
Y es que, a partir del análisis de la información a la que acceden las empresas, pueden conocer el perfil de sus compradores y segmentarlos según sus características. Por otro lado, agrega, cuando se navega por internet se deja una huella que facilita las recomendaciones sobre qué película ver, dónde alojarse, qué vuelos comprar e incluso qué noticias leer. «El gran cambio se debe a que somos capaces de procesar y trabajar con enormes volúmenes de datos a gran velocidad. Lo revolucionario es poder analizar esos datos en fracciones de segundo y tomar decisiones con ellos en tiempo real», puntualiza.
Más allá de contribuir al desarrollo de la tecnología, ya que todo procedimiento detallado es un algoritmo, estos «mandan» en internet. Y Antonio Bahamonde, presidente de la Sociedad Científica Informática de España (SCIE), arremete contra la «teoría de la conspiración» que tiene como antagonista a los algoritmos capaces de gestionar grandes volúmenes de datos y descubrir patrones que se usarían presuntamente con fines negativos.
Aunque se diga que los algoritmos hacen comprar lo que ellos quieren y ver los vídeos y noticias que sugieren, «muchas veces somos nosotros los que pedimos un consejo para ver una serie que nos pueda gustar o leer un documento que nos pueda interesar. Es cierto que, en otras ocasiones, nos vemos enfrentados a publicidades no deseadas que pretenden adaptarse a nuestros gustos. Pero no siempre aciertan. De hecho, nos quejamos de los mensajes ‘‘spam’’ porque nos proponen cosas absurdas», añade.
Al margen de los sistemas de recomendación o del «big data», entre los campos de aplicación que cuentan con un mayor potencial de desarrollo Bahamonde destaca el Internet de las cosas, la seguridad en la red, el procesamiento distribuido, la computación en la «nube», el diseño de metodologías para construir programas más fiables y eficientes, el reconocimiento de objetos o personas en fotos o vídeos...
No es que los algoritmos tengan una presencia absoluta en nuestras vidas, sino que las grandes inversiones también están basadas en ellos. Marta Plana, presidenta del Foro Fintech y «general counsel» de Digital Origin, asegura que las compañías «fintech» quieren revolucionar el sector financiero ofreciendo productos y servicios alternativos con tecnología y algoritmos que permitan analizar con rapidez y transparencia la concesión de un crédito.
Plana cree que, cada vez más, las decisiones financieras estarán dirigidas por algoritmos. Sin embargo, «eso no significa que vayan a sustituir a los humanos. Siempre será necesaria y recomendable la intervención humana para aportar cierta metodología que un algoritmo no puede entender», apostilla.
El CEO de Aplazame, por su parte, considera que pese a que resulte imposible predecir el futuro, los algoritmos se están convirtiendo en una herramienta decisiva para la toma de decisiones basadas en el análisis de información. Por ello, no resultaría aventurado pensar que, en unos años, «podrían ser sistemas de análisis de perfiles de usuarios fuertemente apoyados en algoritmos los que decidan a quién se le concede una hipoteca y a quién no».
No obstante, también hay quien dice que los algoritmos podrían provocar el próximo crash del mercado. Cabello-Astolfi sostiene que, aunque cada vez tengan una mayor importancia en la generación de predicciones fundadas en el análisis de un gran volumen de datos, hay algo que no pueden hacer y que está unido a la condición humana: interpretar y entender la información que nos proporcionan. Remarca que no hay que cometer el error de confiar ciegamente en esas proyecciones, sino que deberían usarse como una herramienta para mejorar la toma de decisiones.
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