Copa Davis: el regreso de Murray, poco a poco

"Antes no aprendí a disfrutar del tenis. Ahora quiero disfrutar", asegura Andy Murray, que está dándose una segunda oportunidad. Hace no tanto, en enero, durante el Abierto de Australia, dijo que se acabó, que quería estar en Wimbledon en plan homenaje y ya. Que no podía ni sacar a pasear a su perro sin dolor. Pero se operó y con una prótesis en la cadera, empezó otra vez: primeros en dobles (además en Queen's con Feliciano López, ¡y ganaron!), se fue sintiendo bien y decidió probar más. En el Masters 1.000 de Cincinnati jugó individuales por primera vez. El físico era lo importante, no importó que cayera al puesto 503 del ránking en septiembre. Hace no tanto fue número uno... Ahora es el 127, porque en octubre, sorpresa: se impuso en el ATP 250 de Antwerp, en Bélgica, derrotando a tenistas como Wawrinka, en la final. Ni un mes después está en la Copa Davis, competición en la que no participaba desde hace tres años. En 2015 la ganó y ahora ha vuelto al equipo lógicamente con otras expectativas. Su arranque ante el holandés Griekspoor, el 179 del mundo, tiene varias lecturas. Sufrió en exceso, pero también salió de sitios muy complicados: en el último set iba 4-1 abajo, con un break en contra. Remontó eso y llegó al desempate, donde también se vio con un 4-1 en contra que supo levantar. Eso demuestra que de cabeza está bien, con ganas, por mucho que durante el último parcial, sobre todo, sus gestos sobre la pista fueran de desaprobación.

Murray reconoció que ahora le cuesta más coger la forma y que está cuidando cosas a las que antes no tenía que hacer tanto caso como el peso o la alimentación. Quiere hacer la próxima temporada completa, incluidos los Juegos Olímpicos, sin pensar demasiado en los resultados. "Y si a final de año mi cuerpo está sano y saludable, estaré contento. Eso es lo que me gustaría en 2020", admitió. Quiere disfrutar. Mañana no sabe si jugará de nuevo contra Kazajistán.