Toros
Picasso y su barbero, dos republicanos que leían crónicas taurinas en el ABC
Pablo Picasso y Eugenio Arias, quien mucho más allá de ser su barbero se convirtió además en su gran amigo y confidente, compartieron su condición de exiliados republicanos que, sin embargo, satisfacían su común pasión por los toros leyendo crónicas taurinas en el monárquico diario “ABC”.
Las páginas de aquellas crónicas, decoradas con dibujos y signos del artista malagueño, se convirtieron en una correspondencia íntima entre ambos que, desde este jueves, se exponen por primera vez al público en la nueva muestra temporal de la Fundación Picasso.
"Los dos estaban siempre atentos al latido de su España, como decía mi suegro", ha resaltado en la presentación Madeleine Arias, nuera del barbero, quien ha añadido que esta correspondencia "es el testimonio de un profundo vínculo afectivo, casi de índole familiar" y muestra a un Picasso "distinto, más íntimo y cercano, en estos preciosos destellos de amistad".
Pero referirse a Eugenio Arias simplemente como el barbero de Picasso "es un corsé que no deja conocer la verdadera extensión del personaje", ha advertido Carlos Ferrer, comisario de esta exposición, que reúne 187 piezas hasta el próximo 2 de febrero.
Si ser barbero ya era importante, "porque Picasso no se dejaba tocar el pelo por nadie al ser muy supersticioso y lo dejó en manos de alguien de mucha confianza", Arias además "filtraba quién podía acercarse" al artista malagueño "y pedirle ayuda".
Eran muchos los republicanos llegados a Francia en busca de un futuro mejor, y Picasso y Arias "representan el compromiso social, político, cultural y humano con los que habían huido de su tierra, a los que ayudaron económica y artísticamente", según Ferrer.
La temática que une a todas estas obras es la española, porque están el libro ilustrado "Carmen" de Merimée que Picasso regaló a Arias, la serie de "La tauromaquia" de Pepe Illo, que fue otro obsequio del artista, o los aguafuertes de "Sueño y mentira de Franco".
Para el comisario, las obras más especiales que se exponen son los dibujos sobre las páginas del diario "ABC", que constituyen "una correspondencia muy íntima, no solo destacable porque sean inéditas, sino también porque transmiten un Picasso que se expresa libremente y expresa sus aficiones, como la tauromaquia".
Esta correspondencia se prolongó desde diciembre de 1962 hasta mayo de 1968, y para Arias "fue tan íntima que la guardó para sí y nunca la donó a su pueblo", Buitrago del Lozoya, como sí hizo con otras obras regaladas por el artista que permitieron la creación del Museo Picasso en esta localidad madrileña.
"Casi todos los dibujos están en crónicas taurinas, porque eran como dos aficionados que están en el tendido comentando la faena. Picasso destaca algunos artículos en concreto, interactúa con las ilustraciones, hace dibujos de cabezas de toros, escorzos o toreros huyendo del toro, o marca qué parte quería que leyera Arias", ha apuntado Ferrer.
Entre las curiosidades, un dibujo de tres cucarachas, "que no tiene nada que ver con los toros, pero si se le da la vuelta a la página se ve un anuncio de pintura que elimina los insectos, por lo que Picasso hace un juego".
También está el libro "Dibujos y escritos", publicado por Camilo José Cela en 1961, que Picasso decoró en 1966 con 35 dibujos para entregarlo como regalo de cumpleaños el 15 de noviembre a Arias.
"Hay dibujos que muestran a un Picasso muy íntimo, muy suelto, haciendo cosas que no suele hacer, un Picasso decorativo y abstracto, algo fuera de la norma, porque siempre trató de esquivar la abstracción", ha explicado Ferrer.
De aquella amistad forjada por el amor a España de dos exiliados y su afición taurina quedan frases del artista como la que el barbero recordaba en una entrevista en 1990: “Vamos a los toros que es lo único que nos queda, Arias”.
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