Ferias taurinas
Adame conquista Sanse en un juego de niños
Puerta Grande para el mexicano que corta tres orejas en la última de Sanse
Puerta Grande para el mexicano que corta tres orejas en la última de Sanse
San Sebastián de los Reyes (Madrid). Última de la Feria del Cristo de los Remedios. Se lidiaron novillos de Carlos Charro y Victoriano del Río (2º y 2º bis), muy desiguales de presentación. El 1º, manejable, aunque punteó los engaños; el 2º, gran novillo, con codicia y embestida enclasada; el 3º, encastado, de apuesta; el 4º, con genio y algo descompuesto; el 5º, reservón y corto en la muleta, y el 6º, noble. Más de un cuarto de entrada..
Ángel Sánchez, de rosa y oro, dos pinchazos, pinchazo hondo, aviso, descabello (silencio); dos pinchazos, aviso, estocada caída (oreja).
Álvaro García, de azul pavo y oro, tres pinchazos, estocada casi entera desprendida, aviso, tres descabellos (vuelta al ruedo); cuatro pinchazos, descabello (saludos).
Luis David Adame, de verde hoja y oro, pinchazo hondo, estocada contraria (oreja); media caída (dos orejas).
Sanse se despidió a ritmo de ranchera, tequila y mezcal. Lo propuso todo Luis David Adame. Tres orejas tres para el
mexicano en un colofón de feria en el que dejó claro que el novillo se le queda en juego de niños. Por claridad de ideas, por frescura, por ambición, concepto, valor... Apunta alto. A tener hueco, a priori, en la mesa grande con las figuras. Palabras mayores. Desorejó al noble sexto, quizás con un trofeo suficiente, después de una faena sin fisuras. Desde el saludo a la verónica ganando terreno en cada lance. Siete. Ocho. Muy templadas. Con gusto. Comenzó por estatuarios ajustadísimos y un cambiado de ataque al corazón. Luego, puso todo, el suyo entero, en varias tandas donde consintió al animal para exprimirlo en un final más encimista. Tuvo nobleza el de Carlos Charro y Adame lo cuajó. Mejor, al natural, por ahí hubo mayor pureza. Media caída y doble premio. Ya había agarrado una del encastado tercero. De apuesta. Lanzó la moneda Adame y toreó de verdad de nuevo al natural. Encajado, reunido, girando los riñones para traérselo a la cintura. De muy bello trazo. Toreando profundo y con mucha verdad ante un animal que tuvo poder. Tragó lo suyo. Epílogo por manoletinas y, pese al pinchazo inicial, oreja de ley.
Una oreja paseó también Ángel Sánchez. Valiente. Fue en el cuarto, utrero con muchas teclas. No era fácil el de Carlos Charro, pues tuvo su puntito de genio y no terminaba de ir metido en la muleta. Se fajó el de Alcobendas y logró templarlo en una faena a más. Inteligente, lo dejó primero más a su aire para terminar metiéndole en el canasto acortando las distancias. Muy cómodo en esas cercanías. Persistencia con justo premio. Había roto plaza un novillo utrero girón al que Ángel Sánchez toreó con poder en redondo. Corrió bien la mano, muy templado y con mando a un animal manejable, aunque tendió siempre a puntear los engaños al final del viaje. Quizás esos enganchones fueron el principal escollo para que el trasteo tomara vuelo. Silenciado, pese a unas milimétricas bernadinas finales.
Animado por el paisanaje, el local Álvaro García se pegó una vuelta al ruedo a la muerte del excelente segundo. Fue un gran sobrero de Victoriano del Río, que sustituyó a otro muy flojo del mismo hierro. Tuvo fijeza, profundidad y codicia persiguiendo las telas. Mostró esa clase ya desde los de recibo. Cuatro buenas verónicas. Muy despacio y con suavidad. En la muleta, lo toreó a placer por ambos pitones. Destacó una al natural con mimo y despaciosidad. Pero la suerte suprema, la que da y quita, fue un sainete. Deberes para el sansero, espada roma de nuevo en el desrazado quinto. Agarrado al piso, se quedó corto el utrero y Álvaro García tampoco se dio mucha coba. Ni lo probó por el izquierdo. Cuestión de actitud. La de Adame le lleva directo a una alternativa de lujo en Nimes en dos semanas. Merecida con el novillo. Después, el toro dirá.
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