Feria de Bilbao

Cornada «menos grave» para Ritter y oficio de Cerro en una inesperada encerrona

El colombiano resistió herido en el muslo hasta matar a su primero y el extremeño tuvo que despachar hasta cinco deslucidos novillos de la familia Lozano

Instante de la cornada que el segundo de Lozano Hermanos infirió en el muslo izquierdo a Sebastián Ritter
Instante de la cornada que el segundo de Lozano Hermanos infirió en el muslo izquierdo a Sebastián Ritterlarazon

Las Ventas (Madrid). Se lidiaron novillos de Lozano Hermanos y El Cortijillo (3º, 4º y 5º), correctos de presentación. Deslucidos y con poca raza, salvo el manejable que hizo 1º. Un cuarto de entrada.

Rafael Cerro, de blanco y plata, pinchazo hondo, estocada que hace guardia, aviso, cinco descabellos, segundo aviso (silencio); tres pinchazos, aviso, estocada desprendida (silencio); tres pinchazos, estocada casi entera, aviso, descabello (silencio); cuatro pinchazos, aviso, estocada corta desprendida, descabello (silencio); tres pinchazos, aviso, estocada perpendicular, dos descabellos, segundo aviso, tres descabellos más (silencio) .

Sebastián Ritter, de celeste y oro, pinchazo, estocada, dos descabellos (saludos); herido.

Parte médico de Sebastián Ritter: «Herida por asta de toro en tercio medio cara posterior de muslo izquierdo con dos trayectorias, una hacía adelante de 15 cm que alcanza el fémur, y otra hacía abajo de 10 cm que causa destrozos en los músculos isquiotibiales; contusiones y erosiones múltiples». Pronóstico «menos grave».

Accidentado y sin demasiado lucimiento. El esperado mano a mano entre los dos novilleros más destacados de lo que va de temporada en Madrid se deshizo a las primeras de cambio y terminó en inesperada encerrona de Rafael Cerro –hasta cinco novillos tuvo que lidiar el extremeño-, después de ser corneado en el muslo izquierdo Sebastián Ritter. Herida con dos trayectorias de 15 y 10 centímetros de pronóstico «menos grave», que le mandó, tras despachar al utrero, a la enfermería mientras saludaba la única ovación de la tarde.

Había mostrado ganas el colombiano, que planteó desde los medios una faena que no terminó de romper, pero en la que dejó retazos de su hierático concepto. El percance le vino en un cite al natural en el que quedó al descubierto y con la muleta plegada por el viento, molesto todo el festejo, que propició la voltereta. Tras ser encunado, volvió a levantarlo por el muslo para inferirle la cornada.

Así, el encierro de la familia Lozano, deslucido y sin raza, fue a parar a manos de Cerro, que había comenzado con los momentos de mayor intensidad en el que rompió plaza, que también lo volteó de fea manera en el farol del saludo a portagayola, antes de un vistoso pique en quites por gaoneras –Cerro- y saltilleras –Ritter-. El pupilo de Ortega Cano no se miró y siguió en el ruedo para firmar sus mejores pasajes de muleta ante el único animal potable. Un colorado que embistió con buen son, aunque sin ir hasta el final del muletazo. Suficiente para lograr una faena templada por ambas manos, que malogró luego con la espada.

Y es que el fallo con los aceros de Cerro fue denominador común de su actuación, solvente y con oficio, aunque también sin esa chispa y mordiente de sus dos tardes anteriores. Lo volvió a probar a portagayola en el sexto, otro animal que esperó en la bocana de chiqueros y que le obligó, con el precedente del primero en la memoria, a desistir. Luego, tras otro quite por delantales, derrochó esfuerzo y ganas ante un novillo noblón, pero sin demasiada codicia ni transmisión, que terminó aburriéndose.

Idénticas dificultades ofrecieron tercero y quinto, sueltos en el caballo y aquerenciados en el último tercio. Cerro les buscó las vueltas a ambos e incluso pisó terrenos muy comprometidos con ese primer novillo de El Cortijillo del encierro, acunado prácticamente en tablas, al que muleteó sin apenas espacio junto al estribo. Una vez más la espada, roma, se le atragantó. Como en las tardes anteriores, el extremeño dejó claro cuál es su talón de Aquiles. Pese a ello, estuvo siempre muy por encima del rácano juego de unos «Núñez» desesperantes por su falta de raza y emoción. Con este material, imposible pasar del aprobado.