Toros
Cuando la moda no es capricho
López Simón salió a hombros y Roca Rey cortó una oreja en un mano a mano en el que falló el ganado
Castellón, 5 de marzo. Quinta de feria. Toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados, justos de fuerza y sin fondo. De las cuadrillas destacaron Domingo Siro e Iván García. Tres cuartos de entrada.
López Simón (de purísima y oro), bajonazo, oreja; entera caída, oreja; entera, vuelta al ruedo.
Roca Rey (de grana y oro), media estocada, ovación; entera, oreja; pinchazo y estocada, palmas.
El mano a mano entre López Simón y Roca Rey respondió a las expectativas que se habían creado en torno a él. Son dos diestros que han entrado en las ferias para refrescar los carteles y, tras lo visto en Castellón, no es por casualidad ni parece que vaya a ser moda efímera. Eso sí, para que este proyecto prospere es preciso que se les enfrente a corridas con más chispa y motor que la lidiada en esta quinta función del abono magdalenero.
López Simón se pasó muy cerca a su primero, un melocotón gordo y aplomado de salida pero que duró mucho y embistió luego con motor y nobleza y con el que se quedó muy quieto, arrimándose como una lapa, toreando con temple y ligazón en un palmo de terreno y haciéndolo todo muy de verdad. Cinco derechazos de rodillas y sin inmutarse sirvieron para abrir su segunda faena, en la que estuvo otra vez valentísimo, arriesgando muchísimo en cada muletazo. Toreó al natural con largura y mando y los pies atornillados al suelo en todo momento, aguantando a palo seco parones, dudas y miradas de un toro que se paró pronto y del que sacó todo. El quinto salió derrengado tras el topetazo contra el peto y no tuvo ya soporte físico para desarrollar su voluntad embestidora, siendo su lidia un quiero, por parte del torero, y un no puedo a cargo del toro. Al final, y por insistencia, tesón y ganas, arrancó una vuelta al ruedo a una labor muy trabajada y corajuda.
Roca Rey tiró de repertorio para recibir de capa a su primero, demostrando no menos valor que su colega, pisando terrenos muy comprometidos y dando todas las ventajas a su oponente, del que tiró siempre y sin que el animal terminase de romper, quedándose corto y sin fuelle para responder a su matador. Estremecieron sus pases cambiados por la espalda con el cuarto, al que atacó mucho y desde el primer minuto, lo que acusó un toro que pronto se quedó sin gas, siendo el torero peruano quien llevó todo el peso de un combate que sólo tuvo un protagonista: él. Se defendió enseguida el sexto, pese a lo cual y a pararse, el torero limeño, que no quería salir a pie de la plaza, puso todo de su parte para lograrlo en otro que hacer voluntarioso largo y entregado en el que estuvo muy por encima de su antagonista.
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