Toros
El fallo a espadas emborrona el buen toreo al natural de Carballo y Gardel
Juan Carlos Carballo, que entró sustituyendo a Carlos Ochoa, dio una vuelta al ruedo en la primera novillada del Zapato de Oro; Gardel falló con los aceros y Atienza se llevó el peor lote
«Miedoso» fue el primer novillo en saltar al ruedo, el de romper el hielo. Empezaba una nueva edición de la feria del Zapato de Oro de Arnedo, esa que a tantos y tantos novilleros ha lanzado directos a la cúspide del toreo. Es la cuadragésimo quinta edición. Qué importante es que todavía se siga apostando por las novilladas. Al de Pedrés le costó un mundo embestir en los primeros tercios, fue muy abanto de salida, aunque lo hizo con clase sobre todo por el derecho. Carballo lo supo ver y cimentó una faena de gran profundidad y trazo por ese pitón. Hubo conexión con el tendido. Por el izquierdo le costó más hilvanar los muletazos al joven novillero, que entró en la feria arnedana en el tiempo de descuento, por la vía de la sustitución. Carlos Ochoa era el titular, pero ayer anunció que se retiraba de los ruedos. Lo deja. «Un hombre que no está dispuesto a jugarse la vida nunca debía enfundarse un vestido de torear», dijo en un comunicado. Qué ejemplo en tiempos difíciles para el toreo. Mató Carballo de una estocada algo trasera y dio una vuelta al ruedo tras leve petición de oreja. El fallo con la tizona le privó del triunfo en su segundo. Silenciada fue su labor tras finiquitar a un sobrero del mismo hierro, un novillo muy encastado, con gran poder y transmisión. Se lució en el recibo con el capote. Había novillo, prometía la cosa. Carballo lo fue puliendo con autoridad y mandó por ambos pitones, sobre todo por el izquierdo, por donde tenía mayor profundidad el trazo y fluía el toreo en algunos momentos. Estuvo firme en todo momento el novillero, pero le costó en ocasiones templar la embestida alegre del de Pedrés y la faena resultó muy intermitente.
Pablo Atienza se las vio con un segundo de poco contenido, un novillo sin clase al que recibió con una larga cambiada desde el tercio. En la muleta mostró síntomas de invalidez, pero Atienza lo intentó con entrega, cuidándolo mucho y dándole su tiempo. Quiso pero no pudo. No había de dónde extraer el toreo, ese que cuando surge cosquillea el estómago. Su segundo, el quinto de la tarde, fue un animal arisco, sin calidad e incierto. Atienza volvió a pisar los terreros, se justificó, pero tampoco había nada que sacar. Volvió a fallar con los aceros y fue silenciado.
Alejandro Gardel ya es un veterano en esta plaza, hasta en tres ocaciones ha hecho el paseíllo para alzarse con el codiciado zapato de Arnedo. Se estiró a la verónica con gusto en un largo inicio capotero rematado con una bonita media. Brindó al público una faena basada principalmente en el toreo al natural. Era el pitón del novillo, el izquierdo, por el que más transmitía. Había calidad en la embestida y hubo momentos en los que surgió el toreo, con poso, con relajación. La espada se le atravesó y todo quedó en silencio. Otro sobrero del mismo hierro saltó al ruedo en sexto lugar. Fue un novillo noble y de gran calidad, pero justo de fuerza. Bien Raul Cervantes en banderillas. Gardel lo vio por ambos pitones y con torería estructuró una faena muy torera, con gran calado sobre todo en el toreo al natural. Por bajo, enroscándose la embestida y vaciándola al final del muletazo extrajo algunos de los mejores muletazos de la tarde, pero con los aceros marró la faena y todo quedó en silencio.
Plaza de toros de Arnedo (La Rioja). Primera novillada de la feria del Zapato de Oro. Se lidiaron novillos de Pedrés, desiguales de presentación y comportamiento. El 1º, bueno por el derecho, el 2º, de poca transmisión e invalido; el 3º, noble y con calidad por el izquierdo; el 4º bis, encastado; el 5º, de embestida arisca; y el 6º bis, con calidad pero justo de fuerza. Un tercio de entrada
Juan Carlos Carballo, de blanco y oro con cabos negros, estocada trasera (vuelta al ruedo); seis pinchazos, pinchazo hondo, descabello (silencio).
Pablo Atienza, de sangre de toro y oro, pinchazo (silencio); pinchazo, estocada (silencio).
Alejandro Gardel, de azul marino y oro, tres pinchazos, estocada (silencio); pinchazo, estocada (silencio).
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