Presidencia del Gobierno

El Senado aprueba que la Tauromaquia sea Patrimonio Cultural español

La mayoría popular tumba las propuestas de voto y las enmiendas a una proposición de ley que queda a expensas de publicación en el BOE

Cospedal, Pío G. Escudero y Javier Arenas reciben a varios toreros en el Senado en 2010
Cospedal, Pío G. Escudero y Javier Arenas reciben a varios toreros en el Senado en 2010larazon

Listo para sentencia. El Senado ha aprobado que la Tauromaquia sea reconocida como Patrimonio Cultural Español tras rechazar, merced a la mayoría del Partido Popular, tanto las propuestas de veto como las enmiendas al articulado presentado, en un debate que, una vez más, como ya sucedió en el Congreso, contó con la cantada abstención del grupo socialista.

De este modo, y a falta de su publicación final como último trámite en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la enmienda a la totalidad formulada en su día en el Congreso por el Partido Popular -y retocada por otra enmienda parcial de Unión del Pueblo Navarro- para dar ambas mayor entidad jurídica al texto inicial presentado por los promotores de la Iniciativa Legislativa Popular se convertirá en el pilar futuro de la Tauromaquia, denominación recuperada para englobar no sólo las corridas de toros, sino también el resto de festejos reglados y populares, así como las expresiones culturales y artísticas que les rodean. La votación de dicho texto transcurrió sin sorpresas y contó con 144 votos a favor, 54 abstenciones y 26 en contra.

Por el camino quedan más de nueve meses de debate en ambas Cámaras y otros tantos de duro trabajo realizado los más de 4.600 fedatarios, encargados de recopilar las más de 600.000 firmas que han logrado convertir a esta ILP taurina en la primera que está a punto de ver culminado su cometido con éxito en materia de Cultura.

Tras los discursos de los partidos políticos responsables de las propuestas de veto, el senador Sebastián Ruiz, del Grupo Popular tomó la palabra para defender una vez más el "inmenso"poder de la Tauromaquia como "valor económico, cultural y ecológico"en un discurso repleto de guiños al rico lenguaje taurino que sigue donando el toreo al castellano.

Asimismo, Ruiz recordó "el elevado número de puestos de trabajo que genera el sector taurino", así como su recaudación del IVA "por delante de otros espectáculos como cine y teatro", cifras que posibilitan y "ayudan al Estado para invertir en otro tipo de becas y sectores". Ya en el turno de réplicas, la bancada popular, a través del senador Lanzarote, solicitó y situó el debate como "un ejercicio de libertad". "Libertad para que cada uno elija ir o no a la plaza de toros, ver o no una corrida de toros en televisión desde el respeto y la tolerancia".

Previamente, Bagué Roura, de CiU, que pidió incluso una "desconexión territorial para aquellas comunidades que no quieran la emisión de toros en Televisión Española", abrió el debate -que contó con la presencia del presidente de la Mesa del Toro, Carlos Núñez el diestro Uceda Leal y el empresario Simón Casas- en el problema competencial, advirtiendo al Estado de si está dispuesto a "entrar en colisión con el Parlament y una sentencia firme que es competencia autonómica". Idéntica cuestión planteó desde la tribuna del PNV, José María Cazalis. El senador vasco que definió en su breve discurso como "intolerable invasión competencial"una propuesta de ley para algo que "ya está convenientemente regulado".

Mucho más ácido fue el demagógico discurso empuñado por parte de los dos representantes del Grupo Mixto. Así, Jesús Enrique Iglesias se perdió en descalificaciones y tristes comparaciones como la que comparó el toreo "con el rito de la caza de leones por parte de la tribú masai". Además, cerró su discurso desmesuradamente criticando que su difusión se justifique sólo "como parte de la herencia franquista de este país". Recogió el testigo la senadora Ester Capella i Farré que desempolvó los demagógicos argumentos ya presentados en su día por los grupos antitaurinos en el Congreso. Desde la falsa y necia teoría de las subvenciones del Estado hacia el toreo hasta una enumeración sesgada y llena de falsos tópicos de la lidia, paso a paso, a la que ya había definido de entrada en la primera frase de su discurso como "el ejercicio de la tortura".