Sevilla
«Esta corrida cambiará el futuro de la Fiesta»
Talavante presenta en casa de la familia Victorino Martín su encerrona de San Isidro
Comarca de Coria. Corazón de Cáceres. El reloj rebasa ya las 10 de la mañana. A las espaldas, un apetecible madrugón y un ameno viaje pese a coquetear más de lo deseado con la lluvia. Por momentos, amenazante. Quince minutos por la senda percutiendo en pleno encinar. Al final de la vereda, se abre el camino. Una docena de coches altera la tranquila monotonía del campo, ya multicolor, pero que aún se resiste a saludar a la primavera. Padre e hijo reciben al rosario de visitantes. Victorino, por duplicado. Saga de leyenda. Cerquita, pegado a ellos, Alejandro Talavante. Una simbiosis inicialmente pensada para la pasada Feria de Otoño, pospuesta ante la falta de toros disponibles del ganadero y reactivada para este mayo –sábado 18– en pleno San Isidro.
«No tengo ningún motivo para hacerlo y a la vez tengo todos, lo pensé y simplemente me ha salido hacerlo; se lo planteé a mis apoderados y me ayudaron a hacer realidad este honor, porque sólo el mero hecho de poder elegir dar o no este paso ya me hace sentir un privilegiado», comenta tras un exigente tentadero en el que pudo ahormar un poco más su toreo a la inconfundible acometida de las reses de origen Albaserrada. No en vano, el extremeño hará una gesta con aroma a otro tiempo sin haber matado aún un solo toro de «A» coronada.
«Sólo ha matado cinco vacas en casa, es su único bagaje con nuestros animales y reconozco que al principio tenía alguna duda, pero viéndole en el campo estoy convencido de que está más que preparado: el primer día me sorprendió mucho, luego ya no tanto, cada vaca tuvo sus peculiaridades técnicas y Alejandro, con su actitud y su mentalidad por crecer, ha sabido imponerse a esas complicaciones en cada caso, hoy mismo –ayer para el lector– se ha podido comprobar», relata Victorino Martín hijo, segundo término de una ecuación con la incógnita aún por despejar. Acción, reacción, con dos cárdenas serias y exigentes. La primera, manejable, no tardó en aburrirse en la muleta del extremeño. En la segunda, hermana de dos toros reseñados para su solo en Las Ventas, apareció el milagro de la bravura. Pura codicia. Hambre de muleta, que exprimió al torero, y viceversa, en series largas por ambos pitones –con algo más de recorrido por el derecho–. Empacho de toreo, esperanza de cara al día y la hora señaladas. Un día «D» que Victorino entiende que debe agradecerse al matador por escoger «el marco y el momento exactos».
«Venimos los dos de una temporada muy importante, con reconocimiento tanto para nuestros toros como para su toreo», matiza tras un mínimo silencio al tiempo que compara la gesta de Talavante con «las grandes finales del fútbol». «Su organización es un acierto, ya es un evento colosal a nivel social, que trasciende al sector estrictamente taurino; que una grandísima figura se encierre en Madrid con seis toros de una de las ganaderías más importantes del campo bravo atrae y es el mejor ejemplo de que los toros interesan», destaca antes de ubicarla en su justo lugar en el tiempo: «La exigencia es máxima, ninguna corrida nuestra ha levantado tanta expectación, sólo me recuerda al duelo de El Viti y Paco Camino en 1977 o el mano a mano de El Cid y Morante de la Puebla en Sevilla más recientemente».
Y es que, llegados a este punto, ganadero y torero coinciden de nuevo: «Habrá un antes y un después de la corrida del próximo 18 de mayo, porque esta corrida de toros cambiará el futuro de la Fiesta». «A lo largo de la historia del toreo siempre ha sucedido así, los grandes acontecimientos han marcado el devenir de los años siguientes, los modelos, los patrones, las preferencias...», analiza Victorino Martín sobre una apuesta «importante y necesaria para el toreo». «Es una decisión importante, vuelvo a destacar que no habrá matado ningún toro de la casa antes de vestirse de luces la gran tarde, este riesgo debe plasmarse en un espaldarazo para su carrera si todo sale bien», defiende el de Galapagar, que asegura que el cartel no es más que «una vuelta a los orígenes, a recuperar lo habitual y a desterrar esa división actual que se respira entre la Fiesta del torero y la del toro».
El extremeño –que quería acercar al máximo la fecha al 17 de mayo por el buen recuerdo de su faena al toro «Cervato», con el que abrió la puerta grande– ve «posible» repetir con toros de este hierro. «¿Por qué no? Me gustaría matar más, pero porque estoy convencido de que su embestida se ajusta al modelo actual del toreo y sirve para el mío», concluye seguro de sí mismo Alejandro Talavante. El libro en blanco, abierto de par en par por la primera página. La épica como única tinta. 18 de mayo. Madrid, y «Victorinos», mediante.
«Talavante no influyó en los toros elegidos»
«Ésta es nuestra corrida de toros para San Isidro de este año, con o sin Talavante, es la que iría a Madrid, no ha influido en nada», subraya Victorino Martín hijo, antes de explicar que «se avisó al torero cuando salió su interés en esta gesta y él no pidió lo contrario», porque entrar en ese juego supondría «traicionar su propio reto». «A esta casa la avala una trayectoria de décadas, no voy a venir yo ahora a pedir que cambien por mí, también a ellos les interesa que triunfe», apoya Talavante.
✕
Accede a tu cuenta para comentar