Madrid
Fuente Ymbro: honor en la nueva era
Carretero corta una oreja y Pablo Aguado, herido grave con una buena novillada
Carretero corta una oreja y Pablo Aguado, herido grave con una buena novillada
►Las Ventas. Se lidiaron novillos de Fuente Ymbro, serios de presentación. El 1º, repetidor y con codicia; el 2º, encastado, repetidor y humilló mucho; el 3º, noble y repetidor; el 4º, repetidor y con codicia; el 5º, pronto, encastado, codicioso y con transmisión; el 6º, gran novillo. Casi un tercio de entrada.
►Pablo Aguado, de grosella y oro, cogido, lo mata Valadez de estocada (saludos).
►Leo Valadez, de azul y oro, pinchazo, media, tres descabellos, aviso (saludos); dos pinchazos, aviso, estocada tendida, dos descabellos (silencio).
►Diego Carretero, de coral y oro, pinchazo, estocada, aviso, descabello (silencio); pinchazo estocada (saludos); estocada caída (oreja).
Parte médico: Traumatismo craneoncefálico con pérdida de consciencia y herida en región parietal izqda de 15 cm. Pronóstico grave.
La memoria de Manolo Cortés se llevó un minuto de silencio; con la cogida de Pablo Aguado se nos hizo silencio el mundo al completo. Estaba todo hecho. La faena acabada. La del primero. Torero Aguado. Toro codicioso y repetidor, y con esa misma codicia hizo presa del novillero justo después de cambiar la espada. Se quedó inmóvil y entre los propios profesionales hubo momentos de desconcierto. Desde arriba terror. Unas de esas cogidas que te dejan destemplada toda la tarde. Con un espadazo le despachó Valadez. El que le hubiera hecho falta para poner el broche a la faena que hizo al segundo. Buen Fuente Ymbro por encastado, repetidor y porque cogía el engaño, sobre todo por la izquierda, con mucha profundidad y humillación en la embestida. El mexicano mostró solidez siempre, como punto de partida, su manera de estar, y cuajó dos tandas de naturales soberbias. Con mucha fuerza de cabeza y corazón. El acero enrevesó un final que no merecía. A por todas salió con el quinto, lopecinas de quite y comienzo de rodillas. Un tren fue el novillo, otro más de un encierro de Fuente Ymbro de triunfo. Pronto, encastado, con mucha transmisión y repetición, aunque al final se rajara, ya lo había dado. De más a menos fue la labor de Valadez, exactamente igual que los ánimos del público que decaían a estas alturas de la tarde.
El sexto fue el colofón. Un gran novillo de Fuente Ymbro. De principio a fin. Pronto, humillado y con mucha transmisión acudió al engaño de Carretero que esta vez se acopló con más ligazón y temple en una par de tandas diestras que explosionaban por sí mismas y con menos armonía al natural. Los toros tan potentes no son fáciles pero también son los de los triunfos inolvidables. Metió la espada punto abajo y paseó un trofeo. Le costó a Carretero echar a andar la tarde. Como si no fluyera. No debió ser fácil superar el shock de la cogida de Aguado. Impresionó de veras. Con el tercero, noble y repetidor, no acabó de encontrar los resortes del triunfo. Embestía largo el animal y se abría muchísimo, al quedarse al hilo, se le deslavazó la faena sin continuidad. Algo similar le ocurrió con un cuarto, que más molesto en los primeros tercios, llegó a la muleta con codicia y repetición, otra cosa era la entrega y la clase, pero tenía mimbres para faena. A Carretero no le faltó voluntad si no que los matices le fluyeran. El triunfo lo llevaba el encierro de Fuente Ymbro, justo a la vuelta de que nos rondara la tragedia.
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