Feria de San Isidro
La Tauromaquia: «El futuro pasa por abaratar los costes»
LA RAZÓN reúne, en el ciclo de Tertulias de San Isidro, a diversos profesionales del toreo para analizar el abono venteño y repasar la actualidad del planeta taurino
La VII edición de las Tertulias de San Isidro que cada mayo organiza LA RAZÓN congregó ayer en la sede del Club Financiero Génova a sus verdaderos protagonistas, los profesionales del toreo, para analizar las tres semanas de abono ya transcurridas y el futuro del sector en los próximos años con un cartel de lujo en el que figuraron los diestros Sebastián Palomo Linares, José Luis Bote, Ángel Gómez Escorial, Alberto López Simón -flamante doble Puerta Grande en Las Ventas este año-, Eugenio de Mora -otro de los triunfadores del ciclo-, el ganadero Antonio Bañuelos, el banderillero Yelco Álvarez y el actor de teatro y gran aficionado Jesús Cisneros. Una charla moderada por la responsable de Toros de La Razón, Patricia Navarro.
Antes de ocupar mesa y mantel, buena parte de las miradas y, sobre todo, felicitaciones recayeron en el torero madrileño Alberto López Simón después de su valiente actuación del pasado domingo, que culminó con una salida a hombros, más anhelada que nunca después de que el 2 de mayo, pese a hacerse también acreedor de ella, terminara corneado en la enfermería. «Todavía no soy muy consciente de todo, no lo he asimilado demasiado, pero sentí en ese momento una paz interior... No estaba mirando al palco, pero al sentir el bullicio de la gente celebrándola, pensé que ya no había marcha atrás, había matado a mi segundo toro, no había obstáculo que pudiera estropearlo», recuerda antes de reconocer que llegó a la habitación del hotel «totalmente vacío». «Al quitarme el traje de luces estaba sin energía, pensé que no pararía quieto de los nervios, pero no, tenía una felicidad enorme y también un bajón que me daba hasta que pensar, me preguntaba si lo estaba disfrutando como realmente la ocasión merecía, después de tantos años esperándolo», confiesa.
Sin embargo, la lógica alegría se torna enseguida rabia al formular la gran pregunta: «Y Alberto, ¿Está sirviendo?». «A día de hoy, para nada, no se ha traducido en demasiadas llamadas, si dos Puertas Grandes seguidas en Madrid ya no tienen repercusión...», comenta contrariado.
Rápidamente, Sebastián Palomo Linares sale al quite para reclamar sitio en los carteles para el torero de Barajas. «No puede ser que tal y como ha estado este torero en Madrid, jugándosela, no haya hueco para él en las ferias, estamos ante un sistema completamente cerrado, acotado para los mismos que todos sabemos, eso en mi época no pasaba, era impensable verme anunciado a mí en todas las ferias tarde tras tarde con El Cordobés, había huecos para los demás», compara antes de lamentar que haya «desaparecido ese segundo circuito que daba para que un buen puñado de buenos toreros matara quince o veinte corridas de toros por año». «Además, la mejor prueba de todo esto es que el único periodo en el que las figuras no garantizan dinero al empresario es el actual», advirtió.
La opinión de la leyenda del toreo fue todavía más unánime en cuanto ligó este problema con el del futuro del segundo espectáculo de masas en España. Todos los invitados coincidieron en «la necesidad de abaratar la producción del festejo». «Hay que eliminar gastos e impuestos tan caros para poder dar más espectáculos, aumentar las cifras cada año, aunque el dinero destinado para cada feria sea el mismo, pero si es más barato, habrá espacio para más funciones, hay que ser exigentes aunque eso suponga reducir el número de profesionales», convinieron en armonía los presentes.
En este sentido, el ganadero Antonio Bañuelos aprovechó para «desterrar una vez más el manido tópico de las subvenciones». «Hay cero ayudas desde el Ministerio de Cultura para la Tauromaquia, otra cosa es lo que sucede con cada Ayuntamiento para mantener sus fiestas patronales y dar toros en ellas», matizó. El ganadero burgalés, que reclamó «mayor número de novilladas con picadores para sembrar para el futuro, porque ahora mismo nadie pide utreros», se mostró «orgulloso» de que se haya «acuñado ya popularmente» a sus reses, que pastan en el Páramo de Masa y conviven entre la nieve los inviernos, como los toros del frío, porque es «su seña de identidad inequívoca».
Con una oreja en el esportón en San Isidro y rozando la Puerta Grande el Domingo de Resurrección, Eugenio de Mora vive una segunda juventud que le va a permitir «entrar casi seguro en San Fermín, en Francia y unas cuantas ferias más». «Algún año he toreado sólo 4 o 5, pero lo normal era echar diez o doce tardes por año, vivo un momento bonito, la clave fue no aburrirse, competir mentalmente con las figuras de arriba, aunque no torees con ellas, poner empeño en tu trabajo diario para ver si eres capaz de hacer lo que ves que ellos hacen» explica sobre su experiencia personal.
Ángel Gómez Escorial apodera a otro de los nombres propios de esta semana en Madrid, el novillero peruano Joaquín Galdós que sufrió una espeluznante voltereta el lunes: «Ya está en casa, en Fuengirola, e incluso salió a dar una carrerita por la mañana, nos asustó muchísimo por la forma en la que se dobló el cuello por ese latigazo del novillo y también porque en la enfermería no sólo no recordaba nada sino que se lo contábamos y no retenía nada, a los cinco minutos volvía a preguntarnos todo otra vez».
Otro gran adalid en la apuesta por los jóvenes valores es el maestro José Luis Bote que, junto a Joselito y El Fundi, dirige la Escuela de Tauromaquia de Madrid. «En 2014, se cumplieron todas nuestras expectativas con creces respecto a los precedentes, porque se lidiaron un total de 422 reses y hemos empezado 2015 con 72 alumnos matriculados, una cifra esperanzadora porque cuando llegamos apenas había 15 chavales que acudían con asiduidad a la Venta del Batán», ponderó antes de resaltar dos nombres para el futuro: «Luis David Adame y Ángel Téllez».
Mientras, el actor Jesús Cisneros, a punto de estrenar el 4 de junio en el teatro Amaya las obras «La curva de la felicidad»y «No te vistas para cenar», recalcó «el tremendo respeto» que siente por la Tauromaquia en la que «como en el teatro, tampoco hay organización para coordinar el espectáculo, existe el mismo problema». «Me considero un aficionado activo e incluso hago mis pinitos cuando puedo, de hecho tengo mis propias heridas de guerra del toro: una fractura de cúbito y radio de una becerra», bromeó con los toreros presentes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar