Ferias taurinas

«Lo que más añoro es vivir exclusivamente para el toro»

El luso Víctor Mendes vuelve a vestirse de luces este verano a los 54 años

El diestro luso torea de salón para preparar su regreso a los ruedos
El diestro luso torea de salón para preparar su regreso a los ruedoslarazon

Ha perdido más de cinco kilos, vive encerrado en el campo portugués desde hace varias semanas y por su mente sólo pasa una fecha: el próximo martes. Unas sensaciones muy familiares que este verano quiere desempolvar para recuperar su gran pasión: «vivir exclusivamente para el toro». «Es lo que más añoro de mi profesión, pensar 24 horas al día en torero, saborear ese reencuentro con uno mismo que supone estar frente al astado y sentirte realizado es algo único». Habla Víctor Mendes. Figura del toreo en las décadas de los ochenta y noventa. El luso, a sus 54 años, aparcará sus clases al frente de la Escuela Taurina José Falcón de Vilafranca de Xira y sus negocios inmobiliarios para hacer el paseíllo en tierras galas, concretamente en Villanueva de Marsan, donde alternará con Thomas Dufau y Juan Leal para lidiar reses de Domínguez Camacho.

«Me hace mucha ilusión pelear con dos espadas de la nueva generación francesa y que vienen arreando, aunque no pienso dejarme ganar la pelea, me he preparado a conciencia, en consecuencia al paso dado, he perdido peso y estoy entrenando como si fuera a echar una temporada completa, porque, aunque no toree en una plaza de primera, en la cara del toro no hay enemigo pequeño», afirma el diestro luso, que no dudó en aceptar la propuesta de «un grupo de aficionados de la peña local de Villanueva».

«Guardo una buena relación con ellos –me ayudaron muchísimo como novillero con picadores allá por 1978–, me lo plantearon a través de otro buen amigo como Richard Millan, actual empresario de la plaza, y no me lo pensé, porque de vez en cuando sigo necesitando esa intensa intimidad», describe el torero, que se ve «incapaz» de transmitir lo que siente entre los pitones de una res: «El toreo es pasión, inteligencia, miedo, valor, fiesta, triunfo... Es todo eso, pero el que lo ha disfrutado desde dentro sabe que por encima hay algo muy íntimo, cósmico, que trasciende la emoción y lo narrable».

Para no enterrar esas sensaciones, Víctor Mendes mantiene intacta su afición con «una media de ocho o diez festivales» por curso. Este 2013 irá, sin embargo, más allá. «No ha trascendido todavía, tengo otros dos ofrecimientos más para vestirme de luces en Moito y Vilafranca, aún no está cerrado del todo, pero me ilusiona aceptar el reto», reconoce, seguro de sí mismo. Sin importarle el salto generacional y con la misma seguridad del que fue capaz de descerrajar por dos veces –1984 y 1987– la Puerta Grande de Madrid.

«Se buscan atletas antes que toreros»

Víctor Mendes se resiste al adiós definitivo al chispeante. Bayona, Arles, Villanueva de Marsan... Tardes a caballo entre dos etapas. «Antes se daba más importancia a la torería, al empaque, a la quietud... Ahora se buscan atletas antes que toreros y debería ser al revés, aunque también es verdad que hoy se torea más limpio y perfecto», matiza.