Feria de Abril
Manuel Escribano: «Pensé que me moría, sentí cómo mi cuerpo me abandonaba»
A la espera del alta, el sevillano ve muy difícil torear este año
Tras años de lucha desagradecida, Manuel Escribano tenía la temporada encauzada. La mejor de su carrera como matador de toros. Pero el pasado 7 de septiembre, un toro de Flor de Jara le partió la vena ilíaca en un fortísimo golpe contra las tablas en Sotillo de la Adrada (Ávila). Tras cuatro días en la UCI del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid) y dolorosas jornadas en planta, el sevillano asume que su principal triunfo será estar recuperado al cien por cien y volver a torear sin secuelas.
- Pasado lo peor, ¿cómo se encuentra?
- Muy bien. Llevo ya un par de días comiendo sólido y mi cuerpo lo admite y eso ha hecho que me venga muy arriba. He sufrido dolores muy intensos, vómitos, pero poco a poco he ido mejorando y ya tengo otro color.
- Se nota que está mejor incluso en la forma de hablar.
- Los primeros días casi no me salía la voz del cuerpo. Me dolía la barriga y el abdomen tras la operación, que fue muy gorda, y también la garganta por la intubación. He estado muy débil, decaído y agotado, principalmente los cuatro días en la UCI y otros dos o tres más en planta.
- Pero desde el equipo médico ya le transmiten buenas noticias.
- Sí, ya me han quitado los drenajes, la cicatriz de la barriga está muy bien y la circulación de la pierna es la adecuada, porque no se me hinchan los tobillos ni los pies. Los médicos dicen que si sigo con esta evolución e ingiriendo alimentos con normalidad, en unos días me darán el alta; aunque todavía no hablan de un día concreto.
- ¿Cuál fue el peor momento?
- Sin duda, el percance, por los dolores que sentí. Llegué a pensar que me iba al otro barrio, porque sentí cómo mi cuerpo me abandonaba.
- En la UVI Móvil se vivieron momentos de confusión.
- Sí, porque al no haber herida por asta de toro, no sabían qué tenía. Los médicos decían que era un traumatismo craneoencefálico, pero en la cabeza sabía que no tenía nada. A medida que pasaban los minutos, mi color era más pálido y el borde de los ojos se me iba poniendo negro. Me estaba desangrando. Por eso, como no mejoraba, mi gente decidió que debía ir a un hospital, como este Rey Juan Carlos de Móstoles, y me trataron a tiempo.
- En esos instantes, ¿era consciente de la gravedad del percance?
- En todo momento supe que lo que me sucedía era grave. Mi cuerpo estaba sin puntilla, no podía moverme, pero no perdí la consciencia a pesar de los fuertes dolores. Fueron momentos muy angustiosos pero los viví con tranquilidad. Sabía que me encontraba mal pero no imaginaba lo que realmente me estaba pasando por dentro.
- La cogida sucedió en un par al quiebro. Sabía el riesgo que existía con ese toro, pero no dio el paso atrás.
- Al principio el toro no me disgustó. Admitió bien los primeros pares de banderillas pero en el quiebro se quedó reservón. Cuando se arrancó, vi que venía a cazarme. Tuve la mala suerte de que me enganchó, chocó contra las tablas conmigo en medio y la presión fue enorme. Yo sólo pude agarrarme al pitón y desear que no me atravesara. Si llega a entrar el pitón, los destrozos hubieran sido mucho mayores.
- Otro acierto fue no proceder a intervenirle en Sotillo de la Adrada.
- La intervención que realizaron en Móstoles no era para una enfermería de una plaza como esa. Era una cosa mucho más seria, de hospital. Si hubieran decidido abrir, las consecuencias hubieran sido peores, porque allí no tenían los medios necesarios para acoger una operación de este calibre.
- Los primeros días, su estado de ánimo también estaba dañado. ¿Ha mejorado?
- ¡Qué remedio! Debo hacerme a la idea de que, ahora mismo, lo principal es recuperarme. Esa es mi prioridad y torear este año lo veo muy lejano, muy difícil. Además, el nivel que me exijo para salir a la plaza es muy alto y para lograrlo me queda todavía un tiempo largo; aunque pienso a diario en torear.
-Sin embargo, lo resultados de esta temporada no desaparecen.
- Se ha visto que estos meses he ido a más, con una evolución tarde a tarde, y eso es lo que más contento me tiene. Me hubiera encantado terminar la temporada, porque lo hubiera hecho a un nivel muy alto, y haber toreado en plazas como Nimes, Albacete, Arles... Pero la vida viene como viene.
- En su recuperación ha estado presente el mundo del toro.
- He sentido mucho apoyo de todo el mundo taurino, que me ha dado mucha fuerza para recuperarme. Tanto de familia, amigos, aficionados y de profesionales. He recibido llamadas de todas partes del mundo y visitas de muchos toreros. Muchísimos compañeros, muchas cuadrillas. Recibir todo este apoyo es para estar orgulloso.
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