Toros
Marta Reillo: «En Ciudad Rodrigo me sentí torero, y no me hizo falta vestirme de luces»
La joven conquense dejó su sello en Ciudad Rodrigo causando sensación entre los asistentes. Con los pies en el suelo, no piensa en nada más allá de lo que sus posibilidades le permitan realizar
Se define como maletilla y «muy orgullosa de serlo», a pesar de haber actuado en público y haberse vestido de luces, sabe que tal y cómo están las cosas, no puede dedicarse al mundo del toro.
Desde pequeña Marta Reillo siempre vio en casa muletas y capotes. Su padre y su tío fueron maletillas, y su padre tenía ganado «manso» recalca, «aunque había 4-6 vacas bravas» y fue ahí donde dio sus primeros muletazos.
Tras un paso de dos años en la Escuela Taurina de Cuenca, optó por buscar en Andalucía un nuevo horizonte, «mientras estudiaba la carrera, ahorré para marcharme a alguna ciudad que tuviera Escuela Taurina, Andalucía siempre me ha gustado mucho, y me decidí por Córdoba» de esta manera en la ciudad califal fue donde Marta se formó durante un año llegando a cortar un rabo en la Becerrada Homenaje a la Mujer Cordobesa de 2016; «pero no tuvo la repercusión necesaria y me volví a casa».
Ahora mismo va por libre. Con sus estudios de magisterio finalizados, estamos en año de oposiciones y «tal y como están las cosas, esto es lo primero» comenta sensata «pero no dejo de entrenar, lo hago sola pero necesito tener ese sabor de boca» confiesa.
Lo de Ciudad Rodrigo no ha sido flor de este año. Hace unos años ya estuvo presente en la coqueta plaza mirobrigense, y se enteró de que «ninguna mujer había toreado nunca ahí, tenía que ser yo la primera».
«Me voy a Ciudad Rodrigo, ¿te vienes?» fue el contenido de un mensaje con el que incitó a una amiga con la que salió el sábado a las 4 de la madrugada dirección al Carnaval del Toro. Una vez allí, «tenía plena certeza de que iba a torear».
«Soy una defensora de la variedad de encastes, lo veo fundamental y por eso salí al novillo de Pilar Población» (encaste Santa Coloma). Ha trascendido mucho las tandas que dio en la plaza, pero recuerda que en un césped, pudo plasmar también sus sueños en formas de trazos de la muleta. A pesar de todo, reconoce Marta que «conseguí lo que tantas veces pensaba que no lograría, conectar con un tendido, que la gente tuviera unanimidad entorno a mi actuación; fue muy emocionante ver a la gente aplaudiéndome» recuerda.
Ante el revuelo que se originó y una vez que ha pasado el tiempo, reconoce que ha sonado el teléfono. «A raíz de aquello me han llamado para ir a un tentadero público y para actuar como sobresaliente en un festival» ¿podría ser lo primeros pasos para una carrera como torero? «No te niego que mi sueño sería ser figura del toreo, pero soy realista, en solitario, sin tener ni siquiera a nadie que me haga de toro ni un carro donde entrar a matar, es imposible» suscribe.
«Actualmente, los novilleros entrenan a diario con otros compañeros, tienen una figura de referencia a su lado con la que progresar, van al campo, tentaderos, vacas... y yo no tengo nada de eso» prosigue, «si surgiese esa figura, claro que me ilusionaría con ello y apostaría, pero mientras tanto, prefiero ir por los pueblos y dar un par de tandas donde se me permita» concluye.
En verano acudirá a algunas capeas, recorrerá kilómetros como siempre hicieron los maletillas, buscará embestidas y soñará muletazos, pero hasta entonces estudia la oposición de magisterio, consciente de que ser torero, es un milagro.
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