Toros
Mucha tela para tan poco traje
Ángel Téllez se llevó la única oreja en la larguísima primera novillada fallera
Ángel Téllez se llevó la única oreja en la larguísima primera novillada fallera.
► Valencia. Segunda de feria. Un cuarto de entrada. Seis novillos de Guadajira, bien presentados y manejables.
► Juan Cervera, de rojo y oro, pinchazo, aviso, dos descabellos, silencio; tres pinchazos, seis descabellos, aviso, silencio.
► Ángel Téllez, de celeste y oro, pinchazo, aviso, entera, vuelta al ruedo; media, aviso, oreja.
► Francisco de Manuel, de buganvilia y oro, dos pinchazos, entera, palmas; pinchazo, media, aviso, silencio.
► Saludaron Raúl Martí, Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez.
Casi tres horas llevó dar cuenta de la primera novillada picada incluida en el abono fallero. Casi tres horas que, a la vista del balance final del festejo, se antoja mucho rato para un espectáculo que no dio de sí tanto como su desarrollo temporal podría hacer indicar. Este es uno de los temas que habría que abordar de cara al futuro de la fiesta, para no hacer que el espectador acabe aburrido y abandone la plaza antes de tiempo. Y, lo que es peor, que se lo piense mucho para volver.
En la función de ayer, en tan largo espacio de tiempo el interés se centró realmente en dos faenas, si bien a fuerza de minucioso, una de ellas sería un compendio de las dos que compusieron la labor de conjunto de Ángel Téllez, a la postre el único que tocó pelo. Tras lucirse al recibir de capa a su primero, al que se dio duro en varas, se perdió en probaturas iniciales y tardó mucho en meterse en faena. Cuando metió en el engaño a su oponente sacó dos tandas largas por el lado derecho y otras tantas, con más empaque, al natural antes de volver a la mano diestra y perder una más que posible oreja al dejar un pinchazo antes de la estocada definitiva.
Peleó con ganas en el caballo el quinto, llevándose otra buena paliza y cumpliendo el toledano una labor de mucha entrega y más metraje, alargándose luego mucho al intentar apurar a un novillo que hacía rato que estaba listo y totalmente agotado, llevándose ahora una oreja al acertar con el estoque y como recompensa a su esfuerzo y dedicación.
La otra faena a recordar es la primera de Francisco de Manuel, que lidió en su primer turno un utrero manso en el primer tercio y con el que enseguida fue a lo práctico, encelando pronto a su antagonista, arrimándose y quedándose muy quieto. Toreó con no poco temple y mando, procurando que las embestidas acabasen siempre lo más atrás posible. No se alargó, además, en florituras inútiles ni añadió series prescindibles, aunque su fallo en la última suerte le costó el premio.
Renunció a banderillear al sexto, otro ejemplar con hechuras de toro, dejando que Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez cumpliesen un brillante segundo tercio. Pero el animal llegó al último tercio desfondado y sin fuelle, haciendo inútiles los intentos de su matador por sacar partido de un novillo que fue muy a menos conforme avanzaba su lidia.
Tras casi diez años alejado de los ruedos reapareció en Valencia Juan Cervera, un novillero hecho en la escuela local y que en su día tuvo gran ambiente. No ha perdido sus buenas maneras pero no encontró ahora sitio ni modo de buscarle las vueltas a su primero salvo de forma esporádica, aturullándose además a la hora de matar, dando otro sainete con el verduguillo para acabar con el cuarto, rajado casi desde que se vio superado en el inicio de faena y al que persiguió por todo el ruedo sin poder fijarle ni someterle.
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