Zaragoza
Ni Talavante alivió el desaguisado ¿torero?
Hermoso de Mendoza cortó un trofeo a su primero con el que sufrió un percance en la sexta de Zaragoza
Zaragoza. Sexta de la Feria del Pilar. Se lidiaron toros de Fermín Bohórquez, despuntados de pitones para rejones, y cuatro más, para la lidia ordinaria, de Núñez del Cuvillo, el 5º como sobrero, sustituido a su vez por un 5º tris de Torrealta, muy pobres de presentación. El 1º, anovillado y rajado; el 2º noblón y de corta duración; el 3º se parte una mano durante la faena; el 4º, manejable; el 5º, manejable; y el 6º, encastado y exigente. Lleno en los tendidos.
Hermoso de Mendoza, rejón traserísimo y caído (oreja); dos medias, descabello (saludos). Miguel Ángel Perera, de habano y oro, media (saludos); estocada atravesada, aviso, descabello (saludos). Alejandro Talavante, de canela y oro, media, tres descabellos (silencio); estocada trasera, aviso, dos descabellos (saludos).
El desaguisado poco a poco, toro a toro, fue adquiriendo proporciones estratosféricas. Por empezar, empezó rara esta corrida que en su concepto tiene grietas, al menos para la quien suscribe el texto. Cuesta encajar dos espectáculos que en esencia son tan distintos y regidos por leyes que nada tienen que ver, más parecidos en la periferia que en la verdad que al final los mantiene al margen. Hablo del toreo a pie y a caballo. Ayer se dio en Zaragoza una corrida mixta. Para abrir plaza el veterano Hermoso de Mendoza y para continuar Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante. La gran noticia, la mejor de todas, fue el lleno que registró la Misericordia. Buena feria. Quedan tan recientes esas tardes cuatro (número simbólico claro) mirándonos las caras en el tendido, que ver el coso así hace recobrar la ilusión. Aunque a la salida del primero empezáramos a perderla. Justo en esos días, con la plaza llena y la gente con ganas de toros, es cuando no hay que fallar. Son las fechas clave que se invierte en el futuro. Nuestro escaparate. Pero para abrir boca salió el toro de rejones, reglamentaria y ampliamente despuntado de pitones, que nada tenía que ver con lo que había sido Zaragoza hasta entonces en seriedad. En estos días salió el toro toro. Serio a rabiar. Imponente y con sello propio. Si ese es el icono, todos los días. Pero la coincidencia con la llegada de las figuras hizo que de pronto la corrida no tuviera ni de la de ayer ni mucho menos de la de antes de ayer ni tan siquiera un recuerdo. Yo no digo que tenga que ser el toro del otro día, pero todos o ninguno. Y esta norma, casi ley, se repite, sin ir más lejos en el mano a mano de Logroño. Además pasó que el infortunio acechó como para darle vueltas a la cabeza. Se rajó de salida el primero de Hermoso y en un fallo de cálculo del jinete navarro estampó a «Disparate» contra las tablas cuando intentaba hacer una pirueta en un espacio imposible y cayó Hermoso a la arena. La pilarica echó el manto. Se repuso y acabó por cortar un trofeo a este toro. Estuvo efectista con un cuarto que se dejó sin más.
Noblón pero a menos y frenándose fue el segundo, que le tocó a Perera. La corrida de Cuvillo para el toreo de a pie. Correcto el extremeño que vio cómo le devolvieron el titular quinto, el sobrero bis de la misma divisa y se quedó con un tris de Torrealta, ninguno a la altura de presentación, de remate, de seriedad, de lo que llevábamos de feria. Tuvo cierta movilidad el toro compartida con esa voluntad de puntear el engaño. La faena fue de más a menos sin excesivos resultados.
En «Pajarraco» depositamos todas las esperanzas como última calada de cigarro. El infortunio del que hablaba antes se cebó en el tercero, toro con el que reaparecía Talavante después de su lesión y que se lastimó una mano nada más empezar la faena. «Pajarraco» cerraba plaza y tuvo movilidad y exigencia a partes iguales. Encastado ejemplar. No ocurrían las cosas por ahí en balde. Hizo el esfuerzo Talavante y una tanda poderosa de naturales estuvo a punto de arrasar de la memoria el mal rollo de la tarde. Estuvo bien con el toro, pero habían pasado demasiadas cosas. Era día clave con la plaza llena. ¿Y hoy qué pasará?
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