Pamplona
Roberto Armendáriz: «Hace dos meses que podría estar enterrado y sin embargo, mañana seguiré luchando en Pamplona»
El rejoneador navarro Roberto Armendáriz comparecerá mañana en Pamplona, junto a Hermoso de Mendoza y Leonardo Hernández, ante toros de El Capea.
Mañana, en el festejo de rejones de la Feria de San Fermín, el rejoneador navarro Roberto Armendáriz, que hace unos meses sufrió un grave accidente de tráfico, hará el paseíllo junto a Hermoso de Mendoza y Leonardo Hernández. En una corrida de toros de El Capea.
- ¿Cómo se siente ante su compromiso de mañana en Pamplona?
Ilusionado, con una preparación muy fuerte, con la cabeza muy fresca y los caballos muy mentalizados, para que mañana sea una tarde de triunfo. Aunque gracias a Dios, Pamplona se me suele dar bien, quiero que mañana sea algo especial.
- ¿Considera a Pamplona su plaza?
Por muchísimos motivos. Porque soy navarro y es mi escaparate para el resto de la temporada. Donde puedo enseñar al público mayoritario el arte que llevo dentro.
- ¿Cree que hay cierto inmovilismo en los carteles de rejones?
No puedo ser objetivo, ya que soy una de las víctimas de esa situación, pero ante todo creo que el primer perjudicado es el público. Creo que esos rejoneadores que acaparan todos los carteles tienen que estar ahí, pero también es necesario que se permita ver a otro tipo de toreros. La gente pide variedad. Se deberían abrir oportunidades para que entrasen caras nuevas. Como se está haciendo en el escalafón de a pie.
- ¿Le gustaría medirse con Diego Ventura en Pamplona?
Creo que debería entrar, Diego ha hecho todos los méritos para estar en Pamplona. Incluso, pienso que el público de Pamplona merece ver a Diego.
- ¿Le obsesiona entrar en Madrid?
- Mentiría si dijera que no. Uno quiere ser figura, y para eso hay que estar en plazas importantes. Pero lo que realmente me obsesiona, es llegar a tener el dominio sufuiciente para que cuando vaya a Madrid, pueda demostrar el torero que soy. A pesar de que ahora parezca que hay que ser figura del rejoneo antes de ir a Madrid.
- ¿Cómo ha marcado este año el accidente de tráfico que sufrió a finales de marzo?
- Fue un parón muy fuerte en unas fechas muy malas. He tenido que estar de reposo hasta casi junio. Cada día tengo más confianza en mi físico, pero todavía no estoy al 100%, ya que también me afectó psicológicamente. Pero este tiempo me ha venido bien para ver las cosas desde otro punto de vista. Podría estar enterrado desde hace dos meses y sin embargo, hoy estoy esperando algo muy importante.
- ¿Ha sentido el apoyo que se esperaba?
- Sí, he recibido muchas llamadas y mensajes. Algunos compañeros hasta se han ofrecido a ayudarme con el entrenamiento de los caballos cuando yo no podía hacerlo. Eso me ha ayudado a sentirme vivo.
- ¿Cómo vivió usted la «espérpéntica» tarde en Muro (Islas Baleares) de la que todos hablaron?
- Fue una tarde fea. No deberían pasar esas cosas en este delicado momento que el toreo atraviesa. Creo que fue culpa de todos. Evidentemente el empresario no se portó como debía, pero también creo que los toreros se olvidaron de cumplir con el interés del público, que fue el verdadero perjudicado. Los espectadores no sabían lo que pasaba, ni tendrían por qué saberlo.
- ¿A qué se debe su último cambio de apoderamiento?
- Mi anterior apoderado, Abraham Corpa, me prometió estar este año en San Isidro. Y aunque no fuese sólo culpa suya el no poder cumplirlo, después de lo del accidente, decidí tomarme esta temporada de otra forma, para disfrutar y recuperar la felicidad que tenía antes toreando.
- ¿Qué es lo que le quita la ilusión?
- A veces tengo la sensación que haga lo que haga el circuito va a seguir cerrado para mí, mientras Madrid cada año parece un imposible. Hace dos temporadas corté tres orejas en Pamplona, que no sirvieron de mucho. Al mismo tiempo ves ciertos nombres en las ferias que no entiendes por qué están antes que tú. Te desmoralizas.
- ¿Qué es lo que le anima a seguir?
Después del accidente he pasado largas horas en la cama, en las que he pensado en todo tipo de posibilidades, especialmente cuando me dijeron que a lo mejor no podría volver a montar a caballo. Y hasta hace unos días no sabía ni si iba a poder estar en Pamplona. Pero a pesar de todo eso, cuando me subo al caballo se me olvidan todos los problemas. Me siento pleno.
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