Talavante, un cartel entre carteles

Talavante se anuncia entre carteles. Con barba. Serio. Altivo. Con la montera calada. El capote de paseo y vestido de azabache. Impone. Descontextualiza el toreo para retratarse en una pared no de cualquier lugar. Es Madrid. Urbanita.

Talavante se anuncia entre carteles. Con barba. Serio. Altivo. Con la montera calada. El capote de paseo y vestido de azabache. Impone. Destroza. Se desubica a sí mismo. Descontextualiza el toreo para retratarse en una pared no de cualquier lugar. Es Madrid. Urbanita. Se percibe cierto ajetreo, el paso del tiempo, la música, el cine tal vez, aquellos movimientos alternativos. No quieren desenmascarar la calle, dejar ese halo de misterio que atrapa el objetivo de Daniel Ochoa de Olza, ganador de dos premios WorldPress. Lo canta uno de los carteles «Madrid es negro». Y turbio. Como las noches oscuras del miedo. El del torero. La imagen de Olza, como aquella que retiraron de las calles de Barcelona de Padilla, y la creación, del artista navarro Mikel Urmeneta. No es la primera vez que caminan juntos. Que se entienden. Hace cuatro años ya que Mikel y Talavante se inspiran para diseñar la imagen de la temporada del diestro extremeño. Fue Urmeneta también el que dio rienda suelta a ese reiterado sueño del torero de despertarse para torear desnudo. Y lo hizo. Hace un par de años ya. En la soledad del campo y con el toque único de unos calcetines blancos que incendiaron las redes sociales. Hay un intento en esta de mimetizarse, de acercarse a otra realidad que convive en la misma ciudad en la que durante treinta tardes se llena la Monumental de Las Ventas... Cada día la ciudad bulle, la juventud se mueve inquieta, los gustos cambian, plurales y versátiles. Madrid es negro. Y cuando se acerca mayo, por San Isidro, huele a miedo. Ya lo dicen los carteles.