Cuenca
Tibia puerta grande para Manzanares en la penúltima de feria en Cuenca
El diestro José María Manzanares, que cortó una oreja de cada toro de su lote, salió hoy a hombros en la quinta corrida de la feria de San Julián de Cuenca, en una tarde que, pese a esta puerta grande del alicantino, fue más bien aburrido por la falta de casta y emoción de los toros de José Vázquez.
El diestro José María Manzanares, que cortó una oreja de cada toro de su lote, salió hoy a hombros en la quinta corrida de la feria de San Julián de Cuenca, en una tarde que, pese a esta puerta grande del alicantino, fue más bien aburrido por la falta de casta y emoción de los toros de José Vázquez.
Toros de Montalvo, bien presentados aunque con desigualdades de hechuras entre los seis, justos de casta y sin emoción.
- David Fandila "El Fandi", ovación y oreja.
- José María Manzanares, oreja y oreja.
- Miguel Ángel Perera, que sustituía al peruano Andrés Roca Rey, oreja y ovación tras aviso.
La plaza registró algo más de tres cuartos de entrada.
Faltó emoción en la última corrida de a pie de la feria de San Julián de Cuenca (mañana concluye con una de rejones), propiciada por la falta de chispa y casta del encierro de Montalvo, que tuvo más presencia que corridas anteriores en este mismo coso, pero menos contenido.
Sí derrochó casta Miguel Ángel Perera, quien, después de indultar un toro de José Vázquez el pasado domingo en este mismo coso, ansiaba repetir éxito, si no indultando, sí triunfando. Pero no pudo ser.
Su primero, un toro medio de los que tanto salen, se lo pensó mucho, a pesar de lo cual el extremeño hilvanó un trasteo en el que hubo disposición, variedad e improvisación, aunque no redondez por falta de oponente.
El que cerró plaza no se entregó por abajo en momento alguno, y el aplomo de Perera no fue suficiente para levantar el ambiente. Terminó con sus oponentes al segundo intento estoqueador.
Si a los toros les faltó emoción y entrega, algo parecido ocurrió con Manzanares. El alicantino anduvo fácil pero sin "alma"salvo en contados momentos. Le abrió la puerta grande ese manejo sensacional de la suerte suprema. Mató recibiendo a su primero y al volapié a su segundo, a ambos al primer intento y en toda la bola.
El Fandi derrochó ganas en el que abrió plaza. Lo recibió de rodillas con largas cambiadas, quitó por lopecinas, y en el último tercio ejecutó una faena sin brillo a un oponente soso.
Ante el segundo de su lote tampoco logró momentos álgidos a excepción del tercio de banderillas, como ocurriera en el primero, a pesar de lo cual se le concedió una oreja. Mató irregularmente. EFE
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