Feria de Bilbao
Un trofeo, un gran toro y un gran rumor
Luque, oreja de un buen Bañuelos en el mano a mano con Mora por la baja de Fortes
Zaragoza. Tercera de la Feria del Pilar. Se lidiaron toros de Antonio Bañuelos, serios y cuajados. El 1º, deslucidote, con el fondo justo y sin entrega; el 2º, gran toro; el 3º, noble, repetidor y de buen juego; el 4º, deslucido, suelta la cara; el 5º, parado y deslucido; y el 6º, con calidad, temple y poca transmisión. Un tercio de entrada.
David Mora, de azul marino y oro, pinchazo, estocada trasera (silencio); estocada caída, cuatro descabellos, dos avisos (silencio); pinchazo, estocada (saludos). Daniel Luque, de berenjena y oro, estocada (oreja), estocada (silencio); dos pinchazos, descabello (saludos).
Antes de poner un pie en Zaragoza ya había saltado la noticia: Jiménez Fortes se caía del cartel de ayer. Un parte médico que la autoridad se encargó de guardar bajo llave y una destacada ausencia que se preveía. A partir de ahí, la rumorología se desata y en los mentideros taurinos se hablaba de desacuerdos económicos, de problemas con antiguo mentor... Rumores. Se habla de estas y de muchas cosas en esta Feria del Pilar, de estas y muchas cosas y ninguna buena. Pero la realidad es que poco se puede demostrar de veras. Los datos se cuentan de boca en boca, pero nada (o casi) palpable, salvo la pena de ver cómo este en otro tiempo ferión deja de latir poco a poco. Así, la tarde de ayer, con un día espléndido de temperatura, se quedó en un mano a mano improvisado entre los dos espadas que formaban el cartel. David Mora y Daniel Luque se anunciaban con una seria corrida de Antonio Bañuelos, que además de tener importancia por fuera tuvo nobleza y algunos toros de nota. Soberbio fue el segundo, para ponerle un piso mirando a El Pilar. Lo mejor de Luque nos llegó de sorpresa, cuando menos lo esperábamos y estaba todo por hacer: en el saludo de capa. Hundió el mentón, dio el medio pecho por delante, y se encajó magistral a la verónica y soberano en la media. Apretó el toro en el peto y aguantó el envite en la muleta. Buen Bañuelos (a un puntito de querer irse). Después de ese saludo de capa de Luque lo esperábamos todo en la muleta y el trasteo contó con pases buenos, algunos mucho, pero sin ese hilo conductor que nos hiciera crujir desde el principio. Y como eso no ocurrió, el de Gerena ofició el toreo por el sendero de los circulares, que conquista pronto y los adornos finales. Conectó con el público, pero a algunos (y ahí me meto) quizá no a todos, nos faltó el toreo fundamental que pellizca el estómago. A la primera encontró la muerte y fue suficiente para un trofeo, el presidente le negó el segundo. El sexto tuvo mucha clase y muy buen ritmo, lo hacía todo muy por abajo, suavecito, sin prisas, con la transmisión justa. Luque dejó algunos muletazos buenos, aunque el trasteo quedó inconcluso, como la tarde. De poco le sirvió el deslucido cuarto que soltaba la cara.
Las dos tandas que tuvo el quinto fueron explosivas. Un huracán en la muleta. Fueron dos tandas, no más. Pero eran pura emoción. El de Bañuelos pasó de cien a cero en dos segundos y entonces David Mora ya no pudo hacer nada. Más opciones le dio un tercero, que parecía andar ahogado en penas y duró después tres primaveras en la muleta con nobleza y repetición. Se afanó Mora, pero la faena no rompió, como no lo hizo su deslucido primero.
Con un trofeo quedó la tarde. Y la cabeza dando muchas vueltas a la feria. A lo que dicen, a lo que cuentan, a quién tiene la culpa. No quisiera ser cómplice...
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