Toros
Varea: «Todo depende de Madrid porque no tengo nada»
Nos comenta Varea horas antes de confirmar la alternativa en la primera plaza del mundo de manos de Enrique Ponce como padrino y David Mora como testigo
Se anunció como novillero en Madrid por San Isidro la pasada temporada. «Fue mi presentación en esta plaza y mi despedida antes de tomar la alternativa», nos comenta Varea horas antes de hacer el paseíllo en Las Ventas. Fue su graduación como novillero. El examen de nivel para optar al doctorado. Y tras un año de rodaje, breve tras sufrir la reducción de festejos tras dar el paso al escalafón mayor –sólo ha toreado siete corridas de toros–, hoy se presenta en la Monumental ya como matador de toros. «Estoy muy contento con poder confirmar la alternativa y más aún por el cartel en el que me anuncio. Creo que es inmejorable». Enrique Ponce ejercerá como maestro de ceremonias. «Cuando era pequeño lo veía como un Dios, como alguien muy lejano, pero anunciarme ahora con él y que esta tarde sea mi padrino es un privilegio, la responsabilidad se acrecienta», nos confiesa. Como testigo, David Mora. «Es un ejemplo por todo lo que ha vivido en esta plaza, desde el triunfo absoluto a la gravedad extrema de un percance. Son dos ejemplos a seguir tanto él como Ponce. Una motivación para, por qué no, intentar superarlos. Eso es un milagro, pero para eso está uno, para intentarlo». Y respecto a la ganadería se mantiene esperanzador porque «Garcigrande ha propiciado triunfos importantes, pero que un toro embista es algo que está en el destino. Uno sabe con qué se anuncia pero no lo que mata», asegura.
«Llego a Madrid con cuatro corridas esta temporada, que no es un número elevado, pero sí han servido para romper el hielo del parón del invierno. Aun así, la fecha de Madrid la tengo presente desde enero y la preparación tanto física en tentaderos, toreo de salón... como la mental han sido muy intensas para llegar lo más suelto posible a Madrid, aunque uno siente que nunca está preparado al 100%», nos comenta acerca de la situación en la que se encuentra.
De Madrid guarda buenas sensaciones de aquella tarde como novillero, «sentí su aliento y su olé profundo cuando toreé con el capote, luego en la muleta pude disfrutar de pequeños detalles». De cara a este nuevo compromiso se encuentra ilusionado, «creo que mi concepto encajó ese día, porque a Madrid le gusta el toreo clásico, el de toda la vida, y ése es el que a mí me nace de dentro. Me gusta el toreo templado, encajado en los riñones y sobre todo, me gusta la improvisación en el ruedo. Nunca premedito lo que voy hacer delante de la cara del toro porque creo que esa es una de las virtudes del toreo».
Sus objetivos son claros: abrir la Puerta Grande y dar un golpe sobre la mesa para abrirse paso en esta profesión. «Todo depende de Madrid, está claro. Quitarme no me puede quitar nada porque no tengo nada, pero sí que mi temporada depende de esta fecha. Y no sirve con crear buenas sensaciones, lo que cuentan son los golpes de autoridad». Ginés Marín lo dio el otro día. Y fue en su misma situación. «Por un lado me alegré, pero por otro sentí una envidia sana, porque uno quiere estar en sus situación ahora mismo. Pero cada carrera es un mundo y todo el que va a Madrid tiene la llave de esa puerta y, ¿por qué no podemos ser nosotros los triunfadores de la feria? ¿Y por qué no yo esta tarde?».
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